El mismo perro «pirata» pero con distinto collar
«Megaupload regresará el 20 de enero de 2017, (durante el) quinto aniversario de la redada», apuntó el informático en un mensaje publicado en la red social Twitter.
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«Megaupload regresará el 20 de enero de 2017, (durante el) quinto aniversario de la redada», apuntó el informático en un mensaje publicado en la red social Twitter.
«Seré el primer multimillonario que fue acusado, perdió todo y volvió a crear un imperio tecnológico de millones de euros mientras estaba vigilado». Así anticipa Kim Schmitz, más conocido como Kim Dotcom, en su cuenta de Twitter su próximo emprendimiento. En 2005, este alemán, experto en informática y ciberseguridad, creó el sitio Megaupload. Se trata de una página en la que se comparten archivos (vídeos principalmente) entre usuarios. Kim Dotcom se hizo rico aprovechándose de dos factores. Primero, dividía a los usuarios entre los que tenían una cuenta gratuita, con límites de descarga y horas de «streaming», y los «Premium», que no tenían ningún tipo de limitación. A estos se les cobraba una cuota fija.
El otro factor que contribuyó a que Dotcom amasara una fortuna es que los vídeos que subían eran en su mayor parte de películas y series de TV sobre las que ningún usuario tenía los derechos de autor. Todo aquel que quisiera ver un estreno reciente o recuperar capítulos atrasados de sus programas favoritos debía pasar por allí. Y pasaba: en su momento de mayor éxito, Megaupload llegó a tener 50 millones de usuarios diarios que intercambiaban archivos sin tener los derechos de autoría de los mismos y, como había alguien que se lucraba con ello, pronto surgió la demanda de «piratería» por parte de Estados Unidos, país que tiene una ley que impide que los creadores de una web para compartir archivos (P2P) obtengan información de los usuarios y determinen quién subió qué.
Extraditado
En 2012, Dotcom fue acusado por Estados Unidos y abandonó su nueva página, Mega, que quedó a cargo de otros inversores. Todos sus bienes fueron incautados y se solicitó a Nueva Zelanda su extradición para ser juzgado por un tribunal estadounidense. Algo a lo que las autoridades neocelandesas no accedieron. Aún.
El culebrón de su juicio tiene muchas aristas extrañas. En primera instancia, y en lo que constituye el eje del debate sobre la «piratería», los usuarios de este tipo de servicios no corresponden a un mismo país, puede que ni siquiera tengan que ver con la nación en la que está registrada la propiedad intelectual de la obra. Por lo tanto, aún no hay una ley «universal» aceptada por todos los países para este delito. En segundo lugar, los servidores donde está alojado Megaupload, por poner un ejemplo, casi siempre son de un país, mientras que su propietario es de otro.
Nuevos conocimientos
Un dilema internacional más. Otro ingrediente más es la percepción social sobre la «piratería». De acuerdo a un estudio elaborado por el Observatorio de «Piratería» y Hábitos de Consumo de Contenidos Digitales, en nuestro país, el 70 por ciento de quienes «piratean» contenido lo hacen «porque no quieren pagar por algo que pueden tener de forma gratuita». Esto lleva a que cerca del 50 por ciento de los españoles distribuyan, se descarguen y vean contenidos sobre los que no han pagado ningún tipo de derecho.
Finalmente, otra arista que se suma a la complejidad sobre el tema es específica de este caso. El Gobierno de Estados Unidos se apropió (sí, se apropió, no los incautó para luego devolverlos al finalizar el juicio) de todos los bienes de Kim Dotcom, ordenadores, casas, coches, cuentas bancarias. Todo. Y lo hizo por una medida un poco extraña. Primero incautó sus bienes. Luego realizó un proceso civil, no contra el acusado, sino contra sus pertenencias con el propósito de apropiarse de ellas. Pero para que esto suceda, se debe confirmar una conducta criminal y aquí es donde entra el juez Liam O’Grady, quien declaró a Kim Dotcom fugitivo. Con ello, se confirma la legalidad de desposeerlo de sus bienes.
Por ello no es extraño que el creador de Megaupload tenga cierta inquina a EE UU y ahora quiera tomarse la revancha: su intención es crear una nueva plataforma que comenzaría a estar operativa en enero de 2017, justo 5 años después de que las autoridades allanaran su casa. La nueva versión de Megaupload, que aún no tiene nombre («aunque hará muy felices a sus usuarios», aseguró en su cuenta de Twitter Kim Dotcom) será distinta y se aprovechará de los nuevos conocimientos adquiridos en este tiempo. «Son ocho años de aprendizaje y una extensa planificación. Será mi mejor creación hasta la fecha», confirmaba el petulante alemán a la publicación «TorrentFreak».
De lo poco que se sabe hasta la fecha, la mayoría viene directamente de la cuenta de Dotcom. Quienes le sigan en esta red social con el hashtag #Megaupload y la frase «is coming back» se harán acreedores de cupones para la versión beta. Y se espera que sólo en el primer día alcance los 100 millones de usuarios. Quienes ya tenían cuenta en Megaupload, en el nuevo servicio poseerán privilegios de cuenta Premium: 100 GB de almacenamiento, sin límites de transferencia de datos y, como novedad, se podrán sincronizar los contenidos en todos los dispositivos. Otro tuit podría ser indicativo de cómo van a pagar los usuarios: «Puedo deciros que Megaupload y Bitcoin han tenido relaciones. Hay un embarazo y tengo el presentimiento de que la criatura traerá mucha alegría». Con esto Dotcom podría estar murmurando que usará bitcoins como sistema de cobro, algo que agregaría una arista más a la poliédrica y confusa situación de la «piratería». Por último, se sabe que la página tendrá un sistema de encriptado («On-the-fly encryption» u OTFE) que actuará al enviarse o descargarse, lo que resulta muy importante para quienes quieran proteger su privacidad... mientras envían archivos para los que no tienen derechos de autor. Kim Dotcom asegura que él no ha infringido ninguna ley, que sólo ha creado una plataforma que los usuarios aprovecharon para ello. Y que no es responsable de dicha conducta. La realidad es que, si no lo hubiera hecho él, lo habría hecho otro más. Tarde o temprano. Por ello, el debate no debería centrarse en la Megaupload 3.0, sino en, primero, crear una ley consensuada para lidiar seriamente con la «piratería», y segundo y más importante, que los responsables de contenido (estudios cinematográficos, canales de televisión, compañías de música, editoriales) utilicen las mismas herramientas, como la encriptación OTFE, para dar contenido gratuito o a bajo precio que sólo pueda ser visto en un dispositivo o por un usuario que tenga varios conectados. Esto no evitará la «piratería», que siempre va a existir, pero sí hará que menos gente luche con ella.