Cómic

El día del Batman ochentón

80 años no se cumplen todos los días, por lo tanto, es una alegría cuando un personaje (aunque sea de ficción como es el caso) llega a esta edad en plena forma. Es más, el caballero oscuro quizá se encuentre en su mejor momento (mañana se celebra su día) tras ocho décadas de lucha incansable contra la locura que inunda las calles de Gotham. Repasemos su pasado para poder analizar su presente y entender, de este modo, su más que merecida popularidad

Batman y Robin aparecieron por primera vez en 1940, gracias a la iniciativa de DC comics de ordenar a Bob Kane la creación de un personaje que alcanzase la fama de Superman
Batman y Robin aparecieron por primera vez en 1940, gracias a la iniciativa de DC comics de ordenar a Bob Kane la creación de un personaje que alcanzase la fama de Supermanlarazon

Estamos a finales de los años 30 y por aquel entonces «Superman» era el título más vendido de National Allied Publications (más tarde pasó a llamarse DC comics). Este éxito provocó la iniciativa, por parte de la editorial, de ordenar al caricaturista Bob Kane la creación de un nuevo personaje que pudiera seguir la estela de popularidad de su predecesor. Con lo que no contaba la editorial es con los escasos escrúpulos de Kane que, pese a contar con la inestimable ayuda del guionista Bill Finger, se atribuiría la total autoría de nuestro justiciero. La verdad de este injusto despropósito no vería la luz hasta varias décadas después... aunque esa es otra historia.

El hombre murciélago apareció por primera vez en las páginas de la serie antológica «Detective Comics». Fue en su número 27 en 1939, en una aventura de seis páginas titulada «El caso del sindicato químico». Once números más tarde, en abril de 1940, se daría a conocer Robin lo que hizo aumentar considerablemente las ventas. Con Bill Finger y el dibujante James Robinson en la sombra, Batman se convertiría en uno de los personajes estrella de la editorial. Poco a poco, el protector de Gotham deja de enfrentarse a mafiosos de tres al cuarto, para hacerse con la que quizá sea la galería de villanos más reconocida de los cómics: Dos Caras, Acertijo, Pingüino, Joker... El éxito del héroe da pie a una segunda serie en la que sería el protagonista absoluto: «Batman» (1940).

Los cincuenta fue una mala época para el mundo del cómic en general y para Batman en particular. El culpable tiene nombre, el del psiquiatra Fredric Wertham. Wertham acusaba a los cómics de la violencia entre los jóvenes. Su paranoia se vio reflejada en el libro «La seducción del inocente» (1954) y este dio pie a la creación de una comisión de investigación por parte del Congreso de los EE.UU. contra los cómics y a la creación del «Comics Code Authority». Esto supuso la incursión de la censura (o autocensura) en la industria del cómic. Esta caza de brujas le supuso a Batman que el tándem formado junto a Robin quedara bajo sospecha. A partir de ese momento se resalta el lado paterno de Bruce Wayne sobre su pupilo, se introduce un personaje infantil como Batmito, sin olvidarnos de la presencia de Ace, el batperro; los batuniformes de colores; las invasiones extraterrestres o la desaparición de Catwoman durante más de una década.

La televisión salva a Batman

En los 60 estaba próximo el fin de las aventuras del Señor de la Noche. Las ventas se habían resentido y es en ese momento cuando DC intenta actualizar al personaje como última posibilidad antes de cancelar su serie. La responsabilidad cayó en las manos del editor Julius Schwartz y el dibujante Carmine Infantino, quienes se propusieron realizar los cambios necesarios para aumentar las ventas y evitar de esta manera la cancelación de la serie. Pero el verdadero despegue de las ventas llegó dos años después y lo hizo de la mano de la televisión. El 12 de enero de 1966 se emitía el primero de los 120 episodios de la serie protagonizada por Adam West. El espíritu «festivo» del serial era similar a la de los cómics de la época, pero sirvió para retroalimentarse entre ambos mundos. El éxito del show televisivo hizo aumentar las ventas de sus cómics. Un ejemplo de esta simbiosis fue cuando, en 1967, los productores de la versión televisiva de Batman le pidieron a DC Comics que creara una heroína que acompañara a Batman y Robin en sus aventuras y así atraer audiencia femenina a la tercera temporada de la serie. En el número 359 de Detective Comics debutaba Batgirl. Poco después haría lo propio en la serie de televisión encarnada por la actriz Yvonne Craig.

Batman se enfrentaba a la década de los 70 en plena forma. La serie de televisión había finalizado en 1968 pero la «batmanía» seguía muy presente entre el público norteamericano. Eso se reflejaba en las ventas, pero no era suficiente. Los cómics habían evolucionado, aún así seguían lastrados por su cuestionado y censurado pasado. Necesitaba urgentemente una nueva evolución, un renacer. Hete aquí la aparición de Steve Englehart y Marshall Rogers, pero sobretodo de Dennis O’Neil y Neal Adams, autores que dan forma al «Batman definitivo».

Una segunda juventud

Batman alcanzó los años 80 en plena forma. Estaba lejos de la popularidad actual, pero aún más lejos del declive de 60. El punto de inflexión sobrevino cuando llegó un joven llamado Frank Miller a DC Comics y realizó dos de las historias más influyentes de Batman. La primera fue la crepuscular «Batman: El regreso del Caballero Oscuro» (1986), y a continuación una historia dividida en cuatro capítulos que dio comienzo en el número 404 (marzo de 1987) de la serie regular de «Batman». El título era «Batman: Año Uno» y el resto puede decirse que es historia. Aquellos capítulos, dibujados por David Mazzucchelli, sirvieron para sentar las bases definitivas sobre el origen y motivaciones del personaje.

La batmanía llegó a su punto más álgido en 1989 con el estreno de «Batman» de Tim Burton. A partir de ese momento la popularidad del personaje alcanzaba cotas inimaginables unos pocos años antes. Esto dio pie a una tercera cabecera interpretados por el cruzado enmascarado: «Legends of the Dark Knight» (1989), la primera desde 1940. Y este fue un claro ejemplo de «morir de éxito». A partir de ese momento los títulos protagonizados por miembros relacionados con Batman se multiplicaron como hongos. «Robin», «Catwoman», «Azrael», «Nightwing», «Aves de Presa»... Son solo una pequeña muestra de las nuevas cabeceras que vieron la luz en los años siguientes.

La segunda película de Burton, «Batman Returns» (1992), vino acompañada de una cuarta serie titulada «Batman: Shadow of the Bat» y con ella más series, miniseries y especiales. Esto continuó durante casi toda la década de los 90 en la que sería su peor momento de calidad en mucho tiempo. Las dos secuelas de la saga cinematográfica a cargo de Joel Schumacher no tuvieron la respuesta esperada por el público, pero el Batman de papel continuaba imparable y dispuesto a enfrentarse a cualquiera a la entrada del siglo XXI. DC Comics parecía haber aprendido de los errores del pasado. La sobreexplotación seguía imparable, pero en cambio optaron por reducir el número de sagas interminables. Sin embargo, lo que sí se hizo es destinar al mejor equipo posible en sus series.

En las últimas dos décadas, las dos series principales de Batman han sido realizadas por algunos de los autores más destacados del medio. Con algún altibajo, Batman ha aguantado el tipo situándose entre los títulos más vendidos entre los lectores norteamericanos. Ni las inclasificables «Batman vs. Superman: El amanecer de la Justicia» o «La Liga de la Justicia», de Zack Snyder, perjudicaron, en ningún caso, las ventas. En la actualidad, es el personaje más rentable de DC Comics, ha encontrado un hijo perdido, hemos visto (fugazmente) su pene, ha pasado por un fallido intento de boda y aún tiene por delante un futuro más que brillante.