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El lapsus del Rey y el beso de la Reina

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“Quedan convocados, por primera vez, los Premios Príncipe... Princesa de Asturias”, ha dicho Felipe VI al cerrar la ceremonia de entrega de los prestigiosos galardones del Principado, una pequeña equivocación que ha provocado carcajadas en los invitados al Teatro Campoamor y un cariñoso beso de la Reina.
Han sido los últimos momentos de un acto siempre vistoso y solemne, por lo demás hoy con tintes excepcionales, por cuanto ha sido la primera entrega de premios presidida por don Felipe como jefe del Estado, celebrado en un ambiente de absoluto respaldo y entrega hacia el nuevo Rey y al resto de la Familia Real.
De hecho, el Monarca ha sido interrumpido en varias ocasiones por los aplausos unánimes de los 1.500 invitados, no sólo para reconocer los mensajes más significativos de su discurso, sino también para dejar claro el apoyo de la sociedad asturiana a la Corona.
“¡Viva el Rey!”, “¡Viva España!”, han gritado espontáneamente desde uno y otro costado del teatro cuando se ha hecho el silencio tras la larga ovación que el coliseo, con todos los asistentes en pie, ha dedicado a Felipe VI al recordar que por primera vez presidía la ceremonia como Rey de España.
También ha habido entusiastas aplausos al comienzo del acto, cuando la Reina Sofía ha ocupado el palco de autoridades, cuando en su alocución el Rey se ha referido a su primogénita, la Princesa Leonor, y a sus padres, el Rey Juan Carlos y la Reina Sofía.
Del mismo modo ha recibido el calor de los ovetenses en los momentos de su discurso de especial trascendencia, al decir a los españoles que luchan contra el ébola que son un “orgullo para España”, o al manifestar: “Los españoles ya no somos rivales los unos de los otros. Somos protagonistas de un mismo camino”.
Pero la entrega de los galardones tiene sus grandes protagonistas en los premiados, a los que también llega el cariño de invitados y autoridades locales, autonómicas y estatales, este año la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría y los ministros de Educación, Exteriores y Fomento.
Mucha emoción han dejado las palabras de agradecimiento de la periodista congoleña Caddy Adzuba, premio de la Concordia, con su contundente denuncia de las atrocidades que la guerra está dejando en las mujeres, niños y niñas de su país.
“No, no y no. Nuestra guerra no ha terminado”, ha proclamado como una gran llamada de atención amplificada por el espacio mediático que proporcionan estos galardones.
Ella, junto con Joaquín Lavado “Quino”, el creador de la ya mítica Mafalda y cuyo estado de salud le obliga al uso de una silla de ruedas, y el arquitecto Frank O. Gehry, han sido los más agasajados tras recibir sus premios de manos de Felipe VI, acompañado de doña Letizia, hoy con un vestido azul que recordaba el color institucional de la Fundación Príncipe de Asturias.
La también azul alfombra desplegada sobre el escenario del teatro ha sido recorrida por cada premiado con un ritmo diferente, con el diploma del galardón en una u otra mano, casi siempre con una grandísima sonrisa en la boca y también con dosis de humor.
Porque los encargados de recoger el premio del deporte concedido a la Maratón de Nueva York, su presidenta, Mary Wittenberg, uno de los fundadores de la prueba, George Hirsch y dos atletas, la keniana Tegla Loroupe, y el mexicano Germán Silva, han simulado para el público la posición de salida en una hipotética prueba de atletismo.
Realmente, la carrera que hoy sí comienza es la de las ocho personalidades e instituciones del mundo de las letras, la cultura, la ciencia, el deporte y la solidaridad que serán elegidas para recibir dentro de un año unos premios que ya se llamarán, salvo error u omisión, “Premios Princesa de Asturias”.