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Estreno

Fassbender, un asesino con causa

El protagonista de «Shame», también conocido por Magneto, visitaba ayer Madrid con la velocidad ciertamente de un superhéroe para presentar, junto a una generosa ración del equipo, «Assassin’s Creed», la adaptación de la famosa saga de videojuegos, que también produce.

Fassbender, que ayer estuvo en Madrid, se mete en la piel de Callum Lynch en «Assassins Creed», que se estrena en diciembre larazon

El protagonista de «Shame», también conocido por Magneto, visitaba ayer Madrid con la velocidad ciertamente de un superhéroe para presentar, junto a una generosa ración del equipo, «Assassin’s Creed», la adaptación de la famosa saga de videojuegos, que también produce.

Fans, estamos de enhorabuena. Porque Fassbender son esta vez dos. Hoy y en el pasado. Presente: se llama Callum Lynch, un reo condenado a muerte que, mediante una revolucionaria tecnología, puede desbloquear los recuerdos de su ADN. Antes: Fassbender fue pariente muy muy lejano de Aguilar de Nerja, un ancestro español de Lynch,miembro de una misteriosa sociedad secreta que se enfrenta a los templarios y cuyas vivencias puede experimentar el criminal. Estamos hablando de «Assassin’s creed», que se estrena en España el 23, la libre adaptación del famoso videojuego que protagoniza y produce. No es la primera vez, sin embargo, porque el año pasado ya puso los dólares para el western «Slow West», pero sí que respalda una superproducción con un presupuesto que ronda los 200 millones de dólares. El «maldito bastardo» presentó ayer en Madrid la película junto a Justin Kurzel («Macbeth»), director de la misma, Marion Cotillard y los españoles Hovik Keuchkerian, Javier Gutiérrez y Carlos Bardem, porque parte de la trama transcurre en nuestro país. «El papel de Aguilar es muy físico, de acción, tuvimos que entrenar a fondo con el especialista, estar bastante en forma. Y fue un rodaje, en Malta, muy caluroso pero divertido. Financiar una cinta a esta escala resulta un reto», dice Fassbender, y olviden ya a esos personajes oscuros que suele encarnar, porque la mirada transparente y líquida del atractivo y delgado alemán no esconde ningún espeso secreto, más bien a veces cachondeo.

Tocar con suerte

Una super estrella modesta y tan cercana que, con suerte, podrías tocar. Y añade que «en un filme como éste debes encontrar el ritmo, el tempo. Lo que parece peligroso está muy controlado y dependes mucho de tu compañero. En cuanto a Lynch, es un hombre que no pertenece a ese entorno, que debe descubrir qué relación le une con Aguilar; se trata de un tipo cínico que perdió pronto a su familia. Personalmente, me quedo con los dos, cada uno tiene lo suyo». Sentado junto a Fassbender, Javier Gutiérrez (Tomás de Torquemada en la cinta) quiere señalar sobre la experiencia «el compromiso, la rigurosidad de estos actores. Y el director ha supuesto un descubrimiento. Eres una pequeña parte de la historia pero nos ofrecieron un tratamiento prácticamente de protagonista». Mientras que Carlos Bardem, o Benedicto en la ficción, subraya que «incluso una cinta de estas dimensiones puede tener vocación autorial, lo que a ésta le sucede. Y la intimidad entre los actores fue casi teatral». Sonríe Kurzel, contento con el buen rollo que dicen mantuvieron durante la grabación de la película, aunque señala que «Fassbender hace dos años que formaba parte del proyecto. Luego me ficharon a mí. Y decidimos enmarcarlo en los tiempos de la Inquisición española con un hombre que desconoce sus ancestros y que realizará viajes en el tiempo. Nos gustó dicha combinatoria. El videojuego es complejo, contiene ideas con mucha profundidad, como el libre albedrío de los asesinos para preservar su propia libertad. Todo les está permitido. No está centrado en las ideas del bien y del mal, sino en algo más profundo, creo. Eso suponía mucha responsabilidad, el que pareciese real lo que cuentas.Yo era un realizador virgen en este tipo de películas, de ahí que me supusiese un reto mayor».

En cuanto a la supuesta «maldición» de los filmes que osan adaptar videojuegos (recuerden, pero ejemplo, el espantoso caso de «Lara Croft»), dice Fassbender no ser consciente de la misma, pero que, de saberlo, probablemente le habría importado un rábano porque «para mí lo importante es que el material sea bueno o no. Y el hecho de que tuviésemos recuerdos genéticos que nos ayudan a sobrevivir me pareció plausible desde el punto de vista científico. En cuanto al mundo de los templarios, es fascinante, una elite poderosa que cree firmemente en la ciencia y en el orden, miembros destacados de la sociedad, personas poderosas que creen que algunos valen más que otros y que merecen ser esclavos, frente a nosotros, los llamados Asesinos, que luchamos por proteger la capacidad de cada uno para elegir entre varias alternativas. Al cabo, defienden el futuro de la humanidad», comenta. Y en cuanto a que buena parte de la historia transcurra en la siniestra época de nuestra Inquisición, aventura que «quizá había algo más tras ella, y no me refiero al aspecto religioso, sino a un complot político, económico; me parecía interesante jugar con dicha idea».

La etérea y hermosa Marion Cotillard confiesa por su parte que no conocía esta saga aunque tiene una amiga para la que la consola no tiene secretos y que la puso al día; a pesar de ello, «los conceptos que maneja resultan fascinantes», y luego defiende los dos personajes femeninos más importantes del filme, el suyo, Sofía, que maneja el programa de regresión temporal con el que Lynch se pasea entre un tiempo y el otro, y el de Ariane Labed, la mentora de Aguilar de Nerja: «Ambas son dos guerreras enigmáticas, aunque la historia sea masculina. El de Sofía, muy físico y emocional, no responde al estereotipo de científica al uso, sino de alguien misterioso que posee un elemento muy profundo en su personalidad que cuesta indentificar, saber qué es exactamente. Y luego está la extraña relación que mantiene con su padre (que encarna Jeremy Irons). Fassbender tampoco se calla sobre este tema: «Las dos están en la película por méritos propios. Con sus propias ideas y objetivos. El de Sofía, curar la violencia; el de Labed, guiar en su aprendizaje a De Nerja». ¿Y por qué causa se partirían el pecho estos actores? «Yo lucharía por los derechos humanos, contra quienes explotan a los demás y manipulan. Contra el racismo, la xenofobia, los prejuicios... Esta sociedad debería ser igaul para todos, pero posee demasiados desequilibrios», subraya Fassbender. A lo que Carlos Bardem añade, ya que hablamos de política, que «la libertad hay que conquistarla, ahí radica el mensaje de esta cinta. Un mensaje muy actual en esta Europa de discurso facistoide».

El número de la suerte

Y como no hay una sin dos ni cuatro o seis, y «Assassin’s» ya tiene pinta de lustrosa saga, asegura Fassbender que «no vamos a contar nada, es un secreto, pero al rodar esta primera tuvimos una idea de lo que podríamos hacer en tres... Ese es mi número de la suerte. Aunque, claro, depende del resultado de ésta». O sea, que estén contentos. Y también indica que volveré a producir, «pero ahora me tomaré un descanso; y habría que contar con un director como Kurzel, para que le aporte realismo, esa cualidad visceral que posee Justin, esa seriedad. Trabajar con cineastas como él elevan el listón». Y sobre hipotçeticos viajes en el tiempo, Cotillard exclama que «me entusiasmaría ir a la época de los primeros filósofos griegos y descubrir la manera en que trataban las grandes cuestiones, y también explorar las existencias de las mujeres que pelearon para acceder a un mundo de hombres». Es la única vez que Fassbender es más bien parco: «Yo viajaría a los tiempos de la Biblia». No cuesta imaginarlo en un filme sobre las Sagradas Escrituras. Bueno, ni en ese contexto ni en ninguno.

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