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La rebelión contra el «tabú español»

larazon

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Como si de un hijo se tratara, ponerle un nombre a la obra en la que llevas trabajando años no debe de ser tarea fácil. Daniel Sánchez Arévalo tuvo que enfrentarse, además, a una pregunta que un director, por ejemplo, francés no entendería: ¿incluyo en el título de mi película la palabra «española»? El francés, como el estadounidense o el italiano, requerirían de más información para comprender las dudas del director. «¿Por qué no ibas a hacerlo?», le preguntarían. Para cualquier persona de nuestro país, huelga la respuesta. «España» y «español» se han convertido en significantes dotados de un significado que varía según el, nunca mejor dicho, español en cuestión. «Está claro que existe algo delicado asociado a la palabra "español"en este país. Es extraño. Para bien o para mal, la palabra, la bandera o cualquier símbolo nacional parece que te posiciona políticamente. A mí me parece absurdo. Tengo una tendencia a rebelarme contra lo que se supone que está bien o mal», asegura Sánchez Arévalo. Fue esta determinación la que hizo que, finalmente, el realizador se decidiera por «La gran familia española». Eso, y el consejo de algunos amigos cineastas: «Le pregunté a Isaki Lacuesta, que es catalán, preocupado por la repercusión que podría tener en esa región, que, además, es un gran mercado. Me contestó que no tenía más que mirar los índices de audiencia de los partidos de la Selección española y que probablemente así se me quitarían los miedos», cuenta el director.­­
«En contra de lo que ocurre en otros países, parece que aquí es un término tabú. Se asocia históricamente con la derecha y con Franco, pero los comuneros y los anarquistas también eran españoles. De hecho, en los primeros sellos, de 1938, no ponían España, sino Estado español. Ahora es el término que utiliza la izquierda», explica el sociólogo Amando de Miguel, que recurre a la historia para explicar las razones de este tabú, como también lo hace Lacuesta, en este caso, con la historia del cine: «Cuando se estrenó "La escopeta nacional", de Berlanga, en 1978, nadie tuvo ningún problema. ¡Y el protagonista habla en catalán! En aquella época se entendía la ironía. Ahora no es que seamos más tontos, es que la gente tiene menos ganas de entender», sentencia Lacuesta.
Al propio Sánchez Arévalo tampoco se le escapan las razones políticas que han convertido este gentilicio en una palabra tabú en algunos sectores: «Somos un país que ha estado enfrentado en una Guerra Civil que te colocaba en un bando o en otro, las denominadas "dos Españas". Por desgracia, se trata de una división bastante vigente. Me parece muy absurdo y arcaico», sentencia el realizador. El tabú se extiende también a otros símbolos, como el escudo y la bandera. «No tiene sentido decir que el escudo es anticonstitucional, ya que la Constitución no hace referencia a él. Es un símbolo del jefe del Estado, por lo tanto, de la Administración pública», asegura De Miguel, que lamenta también el trato dado a la bandera: «En Francia, el Partido Comunista saca la francesa en sus manisfestaciones. Aquí, ni el PSOE hace eso. Resulta extraño», añade.
Además de la asociación con el franquismo, el concepto español, como vimos, sembró sus dudas sobre cómo iba a ser recibido en regiones con aspiraciones independentistas: «En mi opinión, puedes ser nacionalista y también defender la Selección española; no pasa nada. Creo que no es incompatible defender tu identidad como catalán, pero también sentir que eres parte de una comunidad más amplia. Como no creo en las fronteras, ni en las nacionalidades, ni en las banderas, no tengo miedo. En cuanto sales fuera, está muy bien preservar tu identidad nacional, es fundamental de hecho, pero aferrarte a un deseo de separarte o a diferenciarte, ahí es donde a mí me pierden», asegura el Sánchez Arévalo. El sociólogo cree que el ansia independentista «no puede cambiar la Historia de España. Quieran o no, han sido españoles, por lo menos, durante 10 siglos. En la época de los visigodos ya existía la idea de España», asegura.
Finalmente, Sánchez Arévalo confió en su criterio, el de sus colegas cineastas y en el de sus productores: «Conocemos los riesgos; lo hemos hablado y debatido, y hemos decidido que era el mejor título posible para la película. Esperemos que no tire para atrás a la gente. No es una cinta sobre España o los españoles, sino que trata sobre una familia muy concreta. Esperemos traspasar esa barrera», terminó.

Una cuestión de educación

Sobre el problema de que muchos ciudadanos consideren palabras tabú «España» y «español», los expertos son concluyentes. «En esto tiene mucha influencia el sistema educativo. En numerosas regiones, en los estudios de Historia, España aparece difuminada. No digamos en Cataluña o el País Vasco. Lo que es muy curioso, porque la conquista de América no se puede entender sin los vascos. Eran de los pocos españoles con una buena cultura: sabían leer y escribir, y controlaban la navegación. Sin embargo, eso no se enseña en las escuelas vascas. Es sorprendente que en muchos países latinoamericanos existan monumentos a estos héroes y que no los haya en el País Vasco», asegura el sociólogo Amando de Miguel.