Las buenas prácticas del actor
Assumpta Serna y Scott Cleverdon constituyeron en 2004 la Fundación First Team con el objetivo de fortalecer la dignificación de los profesionales del sector audiovisual, pero, sobre todo, del actor. Uno de los mayores frutos que ha dado la iniciativa es el Código de Buenas Prácticas para el Actor Audiovisual, que está en proceso de discusión, hasta que el 30 de abril de 2014 sea firmado (esperan que por el mayor número de instituciones posibles relacionadas con el sector) y entregado al Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. En este proceso fue convocado esta semana el debate «Ética entre actor y director del audiovisual», con la participación de Susana de la Sierra, directora general del Instituto de cine (ICAA), Carlos Gil (director de «School killer» y «Alas rotas») Manuel Estudillo (director de «Entre esquelas») y Scott Cleverdon, (actor, escritor y fundador de First Team), moderado por Conxita Casanovas de «Va de cine», de Radio Nacional de España.
Durante la conversación se abordaron algunos de los conflictos en los que pretende ser una guía el código, como la relación con el productor. Mucho se habló, por ejemplo, de la necesidad de fijar una remuneración mínima. También se debatió sobre la relación el director, pues no siempre están claros los límites entre las funciones que le competen y las que son propias del actor. La necesidad de formación fue otro punto conflictivo, tanto de los propios actores como del público en general, según reconoce el código: «La baja credibilidad y la competencia profesional del actor del audiovisual se debe, en parte, al vacío educacional en la técnica del audiovisual y al desconocimiento de las herramientas prácticas que le aseguran un desarrollo competente profesional y empresarial».
«El intrusismo en la profesión es total»
El más crítico sobre la situación del cine español fue Carlos Gil, que prefería no comparar con el Hollywood que conoció. «La mayor parte de productores ni siquisera se leen los guiones. Sólo ha habido dos, dignos de llevar ese título en España: Alfredo Matas y Elías Querejeta», reflexionaba. «Hay que evitar el intrusismo, que en la actuación es total», argumento antes de recordar: «Cuando las grandes producciones se rodaban aquí, había profesionales a la altura de los mejores del mundo».