Amor, sangre y muerte
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El narrador y ensayista argentino Álvaro Abós ha tenido la buena idea de bucear en un Borges poco conocido, aquel que se dedicó a labores de edición. El resultado es esta sugerente antología formada por veintiún cuentos de algunos de los más reputados escritores de los siglos XIX y XX, seleccionados por el propio autor de «Ficciones» junto a su colega Ulyses Petit de Murat. Durante los años 1933 y 1934, coordinaron un suplemento cultural para el periódico «Crítica» llamado «Revista Multicolor de los Sábados» que incluía «un muy considerable bagaje de material literario: cuentos, artículos, crónicas y reseñas. Ese material retomaba, a veces parodiándolo, los tonos y lenguajes del diario, proponiéndole al lector una nueva mirada a las noticias crudas que allí se ofrecían», explica Abós, a la sazón responsable de una biografía del director de «Crítica», el polémico y emprendedor Natalio Botana, y del libro «Al pie de la letra. Guía literaria de Buenos Aires».
Por esta razón, no extraña que muchas de las historias seleccionadas para este periódico de corte sensacionalista fueran «cuentos de amor, de sangre y de muerte», de corte popular y ameno como exigía un Botana, que deseaba alcanzar el interés de diversas clases sociales el fin de semana. Se sospecha que el propio Borges firmó allí tal vez textos con diversos seudónimos, y en esas páginas además publicaría los que irían a reunirse en «Historia universal de la infamia» (1935). Es un Borges joven pero ya erudito, gran aficionado a las letras anglosajonas y al detectivesco –de ahí que aparezca Chesterton–. Algo parecido podríamos decir de Petit de Murat, poeta, dramaturgo, novelista, guionista y colaborador de las publicaciones bonaerenses más importantes de la época, que se acabaría exiliando en México en los años 50.
El buen gusto de uno y otro resulta incuestionable al hojear el libro: clásicos del género como Chéjov, Hemingway, London, O. Henry o Kipling; autores de largo aliento novelístico que tuvieron una destacada producción cuentística, como Dickens, maestros de lo fantástico como H. G. Wells, algún astro hispanoamericano como Onetti y un par de amigos de Borges como Enrique Mallea y Norah Lange... Todas estas firmas de renombre internacional van acompañadas de escritores locales desconocidos para nosotros, como Pascual Güida o Santiago Dabove, u otros que en su día disfrutaron de celebridad, caso del cosmopolita Lafcadio Hearn, la feminista inglesa May Sinclair u otro especialista en la literatura fantástica como Alfred John Holloway Horn. Todo un menú de tramas ingeniosas, de suspense en bastantes ocasiones, que fueron en sus inicios ofrecidas al gran público «para leer el sábado» y que, ahora, en palabras de Abós, nos puede servir para «convertir en sábado cada día de la semana».