Buscar Iniciar sesión

Camille Claudel, las manos de Rodin

larazon

Creada:

Última actualización:

Camille Claudel era una gran escultora, pero incluso ahora que eso resulta evidente, cuando se la nombra parece necesario añadir que fue amante de Auguste Rodin y hermana del poeta y embajador Paul Claudel. Camille pasó más de treinta años en el sanatorio psiquiátrico donde su familia la recluyó y donde tristemente murió olvidada por todos. Michèle Desbordes ha realizado un exhaustivo trabajo de investigación, ha estudiado la época, a la familia, a Rodin. Pero, sobre todo, ha leído las numerosas cartas que escribió a su hermano y a su madre pidiendo ayuda y con el doloroso jugo extraído de todo ello ha escrito la historia de Camille dejando claro que es una observadora que duda («quizá pensó», «quizá esperaba») y que al mismo tiempo está dentro de esa mujer que sufre y ama, todo en forma desmedida.
Tenía diecinueve años cuando a finales del siglo XIX entró a trabajar en el taller del ya consagrado escultor Auguste Rodin. Le encargaba las manos y los pies de sus esculturas y aceptaba las ideas de la alumna que pronto se convirtió en su amante. Mantuvieron una relación tormentosa y apasionada que duró cinco años. Después llegaron las crisis nerviosas, la precariedad económica y el disgusto de la acomodada familia Claudel al tener que enfrentarse a la sociedad con una hija tan poco convencional.
Entre su hermano Paul, cuatro años más pequeño, y ella hubo siempre una relación tremendamente especial. Es a él a quien espera día tras día muy paciente, sentada delante de la puerta del sanatorio, el único que fue a verla: siete veces en treinta años. El miedo y la cólera, el obsesivo recuerdo del sonido de las patas de los caballos cuando fueron a llevársela, el hambre y el frío. Hay libros de los que no se puede salir indemne, y éste es uno de ellos.