Clara Usón tiene coraje
Tras viajar en «La hija del Este» hasta el genocidio de Bosnia, a través de la tragedia de la hija de Mladic –inspirador de la matanza de Srbrenica–, Clara Usón publica ahora una novela con tres historias con el «valor» como elemento común, atendiendo a toda su polisemia: como sinónimo de coraje, aludiendo a quienes arriesgan la vida por un ideal... y a quienes la alquilan al mejor postor. Su escuadra narrativa la componen tres relatos: el de Fermín Galán que lideró la sublevación de Jaca, y proclamó la República en esa ciudad de aragonesa, en 1930, hasta terminar siendo ejecutado. Murió altivo, no tembló, no suplicó por su vida... Aferrado a una fuerza que no tenía precio. El dogma es el segundo contrafuerte de estas páginas; la verdad absoluta que se imparte a fuerza de masacre. Es el caso del fascista croata Ante Palevic, que terminaría refugiado en España quien, durante la Segunda Guerra Mundial, en el Estado Independiente de Croacia, impuso su feroz visión de catolicismo mediante un genocidio servido por sus bárbaros ustasha; un fraile franciscano dirigiría el campo de concentración Jasenovac, en el que murieron centenares de miles de serbios, judíos y gitanos. La última historia aborda una constante en las novelas de Usón: la exploración de las relaciones entre padres e hijos. En el Benidorm actual vive Mati, la ex directora de una caja de ahorros que afronta con una hija adolescente, gogó de discoteca, su exclusión social por haber vendido preferentes hasta a su madre.
Quien aseguró que no todo era ruina y vacío, no acertó... O no había leído estas páginas en las que se mezclan tiempos y espacios, y donde las historias expuestas evidencian los conflictos de la naturaleza humana, nuestras miserias, el «absolutismo» de ciertas verdades. Corrosiva y descarnada, Usón alude a un mundo donde existe la moral pero no la bondad.