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Cuentos desde la puerta de Oriente

Tres generaciones de turcos danzan con el lirismo de Mario Levi en su última novela

Cuentos desde la puerta de Oriente
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Prescindir de los libros de texto de Historia y sumergirse en una novela de Balzac para conocer la Francia del s.XIX o en una obra de Nathaniel Hawthorne para hacer lo propio con la Nueva Inglaterra de «La letra escarlata» es lo que propone Mario Levi. Porque, para este escritor turco, sefardí, de abuelos andaluces que emigraron a Estambul, son las novelas las que enseñan la verdadera Historia, la de los sentimientos de cada época. Con su obra «Estambul era un cuento», Mario Levi abre las puertas de esta ciudad que separa dos mundos, donde confluyen Oriente y Occidente, pero también aquellas del que considera es su verdadero hogar: el turco, su idioma.

Un turco único

Su turco, porque, como han indicado los críticos del país, no utiliza las construcciones habituales de la lengua. «Estudié en un colegio francés y luego me licencié en Lenguas Románicas. Mi familia es sefardí y hablo el ladino. Tengo muchos amigos musulmanes y vivo en una ciudad musulmana. Es para mí una forma de existir, de ver las cosas y de interpretar las cosas, de ser occidental y oriental al mismo tiempo. Puedo sentir con la misma profundidad muchos aspectos occidentales y otros orientales», explica el autor. Y es por esta condición particular que se traslada a su escritura que «Estambul era un cuento» fue acogido con recelo en su país.

Así, la lírica de Levi se convierte en un gusano que penetra en las distintas capas de los protagonistas hasta llegar al corazón de sus motivaciones. Una novela coral que retrata el devenir de tres generaciones y de cómo los cambios del siglo XX acaban por minar las tradiciones que, hasta entonces, actuaban como un agente aglutinador de las familias y de las comunidades. La historia se abre con una breve presentación y descripción de sus personajes, poco ortodoxa, que anticipa ese estilo tan particular del que hace gala Levi y que los críticos han comparado con el lirismo de Proust.

Poco a poco, los lazos familiares se rompen y esta institución tan antigua como la ciudad –excavaciones recientes datan sus orígenes hace 13.000 años- se desmembra. «Cuando se llega a mi edad –Levi tiene 56 años - se puede tener el sentimiento de que muchas cosas han cambiado y que se han vuelto un cuento. Por ejemplo, el Estambul de los años 60 y 70 es muy distinto y a mí me parece como un cuento». El escritor lleva al lector por las situaciones y los sentimientos a los que estas tres generaciones tienen que hacer frente, pero siempre con Estambul como telón de fondo.