El oso que escribió sus memorias
En el año 2006 nació en el emblemático zoo de Berlín un oso polar llamado Knut que acaparó la atención mundial durante su corta vida. Él ha sido la inspiración de esta novela, aunque sea el último en aparecer por una sencilla cuestión genealógica. Esta es una historia sobre tres generaciones de osos y comienza en Moscú durante la etapa soviética con su abuela, que trabaja en un circo y es obligada a escribir unas exitosas memorias, emigra a Berlín Occidental y después a Canadá, donde nace su hija Tosca, que vuelve a la RDA para trabajar en un circo como bailarina y después al Berlín Occidental donde nace su hijo, el famoso Knut. No estamos acostumbrados a que animales humanizados protagonicen la ficción si no es en la literatura infantil, las fábulas y en algunos casos aislados como la magistral «Rebelión en la granja», de George Orwell. Sin embargo sí es habitual en Japón, el país de nacimiento de Tawada, recordemos «Soy un gato», de Natsume Soseki.
Quizá gracias a esta tradición la autora ha conseguido que tres osos se comporten como humanos sin permitirnos olvidar en ningún momento su morfología y sus instintos, y salvada la sorpresa inicial, se disfrutan las ventajas: la sátira llevada al mundo literario y al circo mediático al que se ven abocados algunos escritores o la utilización política de la literatura, se agudizan, por ejemplo, cuando la osa escritora afirma comprender qué son las artes escénicas tras protagonizar una rueda de prensa o se ve urgida a trabajar deprisa por un editor llamado León Marino. Los nueve osos donados desde Moscú a un zoológico de la República Democrática Alemana que se declaran en huelga y al mismo tiempo se comportan de forma autoritaria porque proceden de un gran país socialista, son un reflejo mordaz de la época de la Guerra Fría.
De cara a la galería
Las lecturas que ofrece una obra como ésta son múltiples. Podrían resumirse en que los seres humanos somos depredadores y vivimos de cara a la galería, pero también necesitamos afecto y protección. En esta última línea se desarrolla la tercera historia, «En recuerdo del Polo Norte», la vida del pequeño Knut que encuentra en Matthias, su cuidador, todo lo que su madre, de nombre Tosca, le niega al nacer. Quizá la mejor de las tres por su fluidez, su cercanía en el tiempo y el atractivo personaje del doctor que es capaz de descuidar su propia vida para atender al osezno. Un cierre éste que redondea la meditación agridulce que hace Tawada sobre la condición humana a través de la mirada de tres osos.