Literatura

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Historias del suburbio

Historias del suburbio
Historias del suburbiolarazon

El impacto y la monumentalidad de «Antagonía», la ambiciosa tetralogía novelística que Luis Goytisolo (Barcelona, 1935) iría publicando durante la década de 1970, acabarían por relegar a un cierto olvido los inicios de un narrador caracterizado por el objetivismo crítico, un elaborado sentido estilístico y la implicación ética de un mantenido retrato social. En 1958 el veinteañero autor obtiene, en su primera convocatoria, el Premio Biblioteca Breve con una novela de sorprendente madurez y, a la vez, juvenil desenvoltura expresiva; «Las afueras» se convertirá, por la estudiada psicología de los protagonistas, la lograda conformación de ambientes y su incisiva denuncia social, en todo un referente del mejor realismo clásico que no obvia, sin embargo, innovadoras técnicas como los cruzados puntos de vista de los personajes, el simbolismo de los objetos o el juego con las estructuras temporales.

La sombra de la guerra

Sesenta años después aparece esta oportuna reedición, con un epílogo de señeros textos críticos que en su día publicaran José María Castellet, Antonio Vilanova y Juan Antonio Masoliver Ródenas. En esta novela se suceden varias historias, predominando la sombra de la Guerra Civil española a través de ese excombatiente, propietario rural que regresa a su abandonada finca, o la peripecia de un acomodado juerguista que se encuentra con quien fuera su asistente militar durante la contienda. Sin olvidar la radiografía de una sociedad predesarrollista, encarnada en esa pareja de ancianos que subsiste a duras penas en un modesto piso suburbial, las penalidades de un matrimonio de inmigrantes, el enfrentamiento entre dos familias de labradores o las esperanzadas expectativas de un joven universitario. Goytisolo lograba aquí una modélica síntesis entre el impecable realismo, que Delibes formuló con la inclusión en toda novela de «un hombre, un paisaje y una pasión», y los ecos del «nouveau roman», que denostaban el relato convencionalmente costumbrista. En un tono lírico, pesimista, melancólico y combativo, se tratan aquí emblemáticos opuestos: campo y ciudad, pobres y ricos, triunfadores y sometidos, afligidos y esperanzados. La acción discontinua, el protagonismo colectivo, la punzante crítica social y la temporalidad retroactiva la dotan de una rara modernidad. Bienvenida sea la recuperación de esta obra de indiscutible vigencia, un clásico contemporáneo.