Literatura
Historias para no dormir
La editora Laura Falcó publica su primer libro, «Gritos antes de morir». Gritos antes de morir». Laura Falcó Lara. Libros del Silencio. 240 páginas 16 euros.
«Era hora de acostar a los niños: a la mañana siguiente tenían que ir al cole. Las vacaciones ya se habían terminado y había que volver a la rutina de madrugar». Así arranca «Samuel», uno de los 27 relatos firmados por Laura Falcó Lara. Ella asegura que cuando los lees «te generan inquietud. Juan Eslava Galán me dijo que, más que aterrorizarte, te dejaban pensando, te generan un interrogante». Con una dilatada experiencia en el mundo editorial, que la llevó a la dirección de Martínez Roca y a estar hoy al frente de los sellos Minotauro, Timun Mas, Libros Cúpula, Esencia y Zenith, acaba de publicar su primer libro, «Gritos antes de morir» (Libros del Silencio), una recopilación de 27 relatos con un nexo de unión, el terror, «un género que siempre me ha gustado. Colgaba mis relatos en webs; un día decidí agruparlos en un blog y los colgué en Facebook. Una agencia se puso en contacto conmigo y me quedé bastante sorprendida cuando me dijeron que me querían representar; dije que sí y ahí empezó el pánico escénico», relata. Lo suyo con el terror fue un amor casi a primera vista, ya que apartaba las muñecas para disfrutar con las aventuras de la familia Monster, «aunque el look siniestro no me va nada», bromea.
Un formato cómodo
En el cine y la literatura ha hallado su fuente de inspiración: Lovecraft, Stephen King, Ibáñez Serrador, «Cuentos asombrosos» y «Galería de pesadillas» son sus referencias más claras. Algunos de estos relatos tienen una base real, «aunque haya cambiado el final, como en el caso de ''Conexión'', que es el que cierra el volumen, por ejemplo, o "Un ángel''». Considera que el relato es un formato cómodo que gusta «porque cuando lo tienes entre las manos y ves que no es un volumen grande te dices: ''Esto sí que me atrevo a leerlo''. Quienes no son habituales lectores me comentan que lo retoman a ratos porque no tienen que seguir un hilo argumental». ¿Va a dejar su labor editorial por la escritura? Contesta con rapidez: «No, se trata de una incursión. Siento un enorme respeto por los escritores y por el oficio de la escritura, que me parece complicadísimo. Me he preguntado algunas veces: ''¿está este libro a la altura de los autores que edito?'' La verdad es que me daba pavor no estarlo. Disfruto con la labor de encontrar nuevos autores porque siento que me enriquece como persona y me considero una privilegiada».
En su círculo ha habido más de una sorpresa al saber de la publicación del volumen de relatos: «''Nunca lo hubiera pensado», me han dicho unos, al tiempo que el editor de Minotauro me comentó que no escribía nada mal; sin embargo, los que sí me conocen sabían que tarde o temprano acabaría por publicar un libro así. Nunca me he enfrentado a ello desde la soberbia, sino desde la más absoluta humildad» y se sincera al afirmar sin una fisura en la frase que «escribir no da para vivir. O eres Zafón o nada», declara con rotundidad.
Se queja de la manera en que le llegan a las manos algunos originales, completamente llenos de faltas de ortografía: «Cuando te escriben un e-mail que apenas puedes entender se te cae el alma a los pies, es terrible. Un editor no puede reparar ni un minuto en un texto que te llegue lleno de faltas. Sé que cada vez el mundo en el que nos desenvolvemos es más audiovisual, pero ni eso ni tampoco el uso constante del móvil justifican ese descuido, que es un problema muy importante hoy, sobre todo entre los jóvenes», asegura. ¿Y cómo saber cuando un autor tiene ese algo? «Se nota nada más leerlo, y entonces te preguntas dónde ha estado antes de que llegara a tus amos».
A la manera de Hitchcock
Laura Falcó ya está inmersa en su segundo libro, que será su primera novela. Volverá al terror psicológico, «en una narración que tendrá ecos de la ''Rebeca'' (en la imagen) de Hitchcock, un suspense que transcurrirá en la campiña inglesa y que presentaré en breve a mi editora. No creo que se pueda dejar menos de un año entre la publicación de un libro y el siguiente. Al lector no le puedes saturar», asegura.