Objetos para comérselos
Gastronomía
La gastronomía española vive una revolución en la que el diseño es un gustoso aliado para su innovación. Juli Capella lo demuestra en este delicioso ejemplar, en cuyas páginas reúne hasta doscientos instrumentos que sirven para preparar o disfrutar de una comida, algunos destinados a la alta cocina y otros para hacer a los cocinillas la tarea más fácil. Visionario, Adrià fue precursor en saber que el continente debe estar a la altura del contenido. El autor desarrolla un estudio sobre la cultura material que posibilita la alimentación y lo sirve como un menú de degustaciones de los diversos ámbitos en los que el diseño desempeña una sabrosa función. Así, en el sector de la cocina destaca rarezas como el Oxymoron, una plancha para calentar y sellar un brioche con helado creado para el Rocambolesc de Jordi Roca, además de otros destinados a la cocina doméstica, entre ellos, la olla a presión o los tan útiles productos de Lekué. Sentado en la mesa, no se olvida del porrón, la bota de vino y el botijo, tan nuestros, ni de las sofisticadas piezas de vidrio opal negro desarrollada para El Celler de Can Roca. Y para hincar el diente, algunas curiosidades a saber: según Tusquets, «la aceituna rellena de anchoa es el mejor invento español de todos los siglos». Las páginas centradas en los restaurantes merecen una parada para entender que el diseño de los mismos forman parte de la experiencia culinaria, lo mismo que las nuevas bodegas, auténticas obras arquitectónicas (véase Herederos del Marqués de Riscal, de Frank O. Gehry) que prolongan su arriesgada vision a las etiquetas del vino.