Azahara Alonso: gozar de la vida contra la esclavitud moderna
La escritora aborda en «Gozo» las contradicciones y sometimientos de la sociedad marcada por las redes sociales
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¿Qué tipo de persona se considera usted? ¿Qué le gusta hacer? Es más, ¿qué le apetece hacer? Son preguntas aparentemente sencillas, pero quizá sean de más difícil respuesta. La palabra «deshumanización» nos rodea, nos impregna cada día más, y para la escritora Azahara Alonso «la rehumanización pasaría por descubrir cómo somos, qué queremos, sin pensar en eso que se espera de nosotros». La también filósofa y poeta, de 35 años, opina que actualmente «se impone más lo urgente que lo importante, y lo vivimos incluso con naturalidad. La construcción del yo tiene una parte muy importante en la exposición de la imagen propia en redes sociales, en lo que somos nosotros a través de la mirada ajena. El problema es que se nos va un poco de las manos, y eso afecta demasiado», explica en conversación con este periódico. Se trata de una reflexión necesaria, entre otras cosas, para aprender a quererse a uno mismo en una época de disturbios y despistes. Pero, ante todo, para disfrutar de la vida, un objetivo para el que el ser humano ha inventado todo tipo de técnicas –principalmente la cultura–, y asunto que Alonso aborda en «Gozo» (Siruela).
A medio camino entre el ensayo, la crónica y el diario, esta obra gira en torno a una pregunta: «¿En qué momento mi vida empezó a ser accesible solo en vacaciones?». «En el momento en que no solamente tenemos en cuenta que trabajamos y descansamos, sino que el horizonte es siempre estar preocupados y sentir culpa», plantea la escritora, «no tenemos que estar productivos todo el tiempo, porque ¿hasta qué punto nos estamos explotando por eso que nos gusta hacer o sencillamente disfrutando? Es una diferencia que está muy difusa». Por tanto, en esta obra plantea cómo el gozo pasa de ser una necesidad y un disfrute a un placer casi sagrado, pues qué pocas veces somos capaces de estar aburridos e, incluso, disfrutar de ese no hacer nada.
La idea que flota en torno a «Gozo» es la de «evitar la domesticación de lo que nos gusta hacer» y la de «entender el placer de vivir, ya sea religiosamente o desde un pensamiento laico», explica Alonso. Es decir, «no tener miedo a romper la dialéctica del éxito y el fracaso que vertebra todo lo que hacemos, incluso en nuestro tiempo libre». Para la autora, «el gozo es el cimiento de este suelo que ya no es seguro bajo nuestros pies», y asegura que su búsqueda no se basa ni de lejos en los «likes» de redes sociales: «Hay estudios que dicen que el efecto que produce un ‘‘like’’ es el de una caricia. No sé si es cierto o no, pero sería apenas un bienestar a corto plazo. Son otros más lentos los que realmente pueden ser satisfactorios, como la lectura, el contacto con los libros, que es uno de los grandes placeres de esta vida», concluye.
Para la autora Silvia Federici, la mejora de las condiciones sociales de la clase trabajadora se sitúa en «alargar la esperanza de vida, para trabajar más tiempo. Sí, la vida es salubremente mejor, pero tenemos que producir bastante más, ahí está el dilema», plantea Alonso. Y se identifica con Federici tanto en su obra con perspectiva de género como «por lo que aporta, que es un pensamiento distinto, revisar las cosas, no adoctrinar, sino reflexionar», explica.