Los carros de combate que surgieron de la niebla en la I Guerra Mundial
Los franceses usaron estas armas para vencer a los alemanes en la Primera Guerra Mundial.
l 8 de agosto de 1918 daba comienzo la Batalla de Amiens. Los franceses habían decidido apostar fuerte por la nueva arma blindada y desplegaron nada menos que quinientos carros de combate apoyados por ingentes cantidades de infantería británica y francesa y casi dos mil aviones. Los blindados, gracias a una meticulosa planificación, pillaron por sorpresa a los alemanes rompiendo sus líneas de forma devastadora. A pesar de que la ofensiva no conquistó demasiado terreno quebró de forma irreparable el frente enemigo. Los alemanes sufrieron 30.000 bajas y 17.000 prisioneros. El general Ludendorff declaró esa fecha como «el Día Negro del Ejército alemán». Unos meses después, el 11 de noviembre, se firmaba el armisticio que ponía fin a la Primera Guerra.
Los carros de combate, como fantasmas, surgieron de la niebla. En unas horas inclinaron la suerte de la guerra a favor de los Aliados. El motor de explosión y el blindaje se habían impuesto, definitivamente, sobre el caballo y las masas de infantería en los campos de batalla de la historia. Los militares españoles siguieron estos sucesos con sumo interés. De inmediato el campo de batalla de Marruecos vio llegar a los primeros carros de combate siguiendo la estela marcada por la victoria de Amiens. Sin lugar a dudas, de todo los vehículos blindados adquiridos por España en la década de los 20 fue el Renault FT 17 el mejor y el que mejor servicio prestó hasta el comienzo de la Guerra Civil.
El Renault FT 17 estuvo en servicio en el Ejército francés hasta el comienzo de la Segunda Guerra Mundial e incluso se usó hasta finales de la misma por el Ejército alemán como vehículo policial en París. Fue el primer carro de combate con forma moderna, dotado de una torreta con el armamento principal sobre el casco acorazado y movido por orugas. En la actualidad, el Ejército de Tierra aún conserva algunos de estos carros. El Museo de Carros de Combate de El Goloso está ultimando la restauración de uno de estos veteranos.
El 8 de septiembre de 1925 las tropas españolas desembarcaban exitosamente en la playa de la Cebadilla: comenzaba el desembarco de Alhucemas. La primera oleada estuvo integrada por los harqueños de Muñoz Grandes y los legionarios del coronel Franco, jefe de la columna. Con ellos, en las barcazas de desembarco K, iban diez Renault FT 17 con la misión de dar cobertura a la infantería nada más llegar a las playas. El fondo rocoso de la playa impidió que las lanchas K llegasen hasta tierra, teniendo que tirarse al agua, sin dudarlo un momento, harqueños y regulares, pero dejando embarcados a los TF 17.
Si durante el desembarco los carros Renault FT 17 no pudieron actuar desde un primer momento, en los días siguientes cumplieron la misión que se les tenía encomendada a pesar de la agreste orografía. Las fuerzas del general Saro avanzaban ampliando sin parar la cabeza de playa en una línea formada de izquierda a derecha por las columnas de coronel del Tercio Francisco Franco, del teniente coronel Miguel Campins y del coronel Benito Martín.
Con Alhucemas, en plena dictadura del abandonistas dictador Primo de Rivera, comenzó el principio del fin de la interminable Guerra de Marruecos. Un conflicto que se había extendido a los largo de veinte interminables años y que había consumido a lo mejor de la juventud española.
Armamento moderno
En Marruecos el Ejército español, siempre corto de dinero, utilizó por primera vez armamento moderno, pero la guerra finalmente se cerró gracias al uso inteligente de las nuevas unidades coloniales nacidas ex profeso para esa guerra, La Legión, los Regulares, las fieras harkas rifeñas y la Mehalas Jalifinas. La sangre de los quintos españoles fue cambiada por la de soldados profesionales que por una pequeña soldada estaban dispuestos a servir bajo las banderas del rey de España en una guerra que los españoles de a pie ni comprendían ni querían. Igual que llegó el Renault FT 17 de Francia, La Legión y los Regulares nacieron de la estela que el Ejército francés había creado para salir victorioso en sus numerosas campañas coloniales de 1830 en adelante.
La más amplia colección de carros de combate de España
En el Museo de Medios Acorazados de la base militar de El Goloso se encuentra la mejor y más completa colección de carros de combate y vehículos acorazados y blindados de España. En sus hangares se pueden ver todos los vehículos militares que han formado parte del Ejército español desde comienzos del siglo XX. Entre todas sus piezas destaca el recién restaurado FT 17. Uno de los pocos existentes en el mundo y que además funciona igual que cuando salió de la fábrica Renault hace cien años. Junto a esta auténtica pieza de colección los aficionados a la historia militar podrán ver el único prototipo del carro español Verdeja, así como un Panzer IV, un fabuloso Sturmgeschütz III –llegados a España en el programa de compra de armamento al III Reich Bär– y una rara y casi desconocida tanqueta de transporte de infantería Panhard Buffalo.