«Love, Death & Robots»: varias formas turgentes en busca de fondo
Producida por Tim Miller y David Fincher, esta antología de cortos de animación privilegia la brillantez visual y ningunea la hondura narrativa
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Suele decirse que el desperdicio de una idea es más frustrante que la falta de ellas. Y resulta casi inevitable pensar en esa afirmación al hablar de «Love, Death & Robots», serie concebida con grandes dosis de ambición y ejecutada con flagrante estrechez de miras. Auspiciada por los productores ejecutivos Tim Miller –famoso por haber dirigido «Deadpool» (2016)– y David Fincher, se trata de una colección de cortometrajes de animación creados por sendos equipos creativos, dispares entre sí en términos de estilo visual y duración –oscilan entre los 6 y los 17 minutos– y cuyo único nexo temático es que todos ellos hablan de una forma u otra de autómatas, ciborgs o androides.
Dada esa homogeneidad se hace difícil analizar la recopilación de forma conjunta pero de entrada, vista en su totalidad, llama la atención por la cantidad y variedad de senos femeninos que incluye. Varios segmentos parecen haber sido concebidos como meras excusas para que los artistas digitales experimenten técnicas de reproducción del cimbrear mamario o la textura de un pezón. En un corto, «The Witness», vemos a una trabajadora sexual que lucha desnuda por su vida a través de un burdel futurista; «Sonny’s Edge», por su parte, ofrece una escena de sexo lésbico desde una perspectiva untuosamente mirona; en una escena de «Beyond the Aquila Rift», directamente un ejercicio de porno softcore, una mujer derrama champán sobre sus pechos antes de dar una presentación de PowerPoint. Considerando que otro ingrediente dominante de la serie es la violencia, da la sensación de que a menudo «Love, Death & Robots» se deja llevar por la búsqueda de la provocación como un fin en sí misma, y que lo hace de una forma dolorosamente obvia.
Otras piezas, en cambio, prefieren prescindir de todo contexto más que la mera ocurrencia. «The Dump», por ejemplo, trata de un monstruo que vive en un basurero, y ya; «Blind Spot», por su parte, es una simple escena de un atraco, trepidante pero vacía; y «Sucker of Souls» asume erróneamente que mezclar casquería, gore y vampiros es suficiente para mantener el interés de aquellos espectadores que ya dejaron atrás la ESO.
Por supuesto, la colección incluye varios títulos destacables. «Fish Night» arranca mostrándonos a dos vendedores atrapados en medio de la nada que, tras acceder a una grieta transdimensional, se ven rodeados por fantasmas de antiguas criaturas marinas. «When the Yogurt Took Over» asume que seres más evolucionados y dotados de capacidades sobrenaturales ya residen en la Tierra junto a los indefensos y egoístas humanos. «Suits» es un «actioner» a la manera de «Starship Troopers» en el que unos granjeros luchan contra alienígenas invasores hasta que queda claro que los granjeros son, de hecho, los invasores. Y «Alternate Histories» nos permite contemplar cómo Hitler muere de maneras cada vez más ridículas –en una de ellas, es víctima de la fornicación–. Sin embargo, incluso esos segmentos superiores evidencian hasta qué punto los equipos animadores de «Love, Death & Robots» se preocuparon mucho por alcanzar la brillantez visual y muy poco por ponerla al servicio de narrativas complejas. Salvo unas pocas excepciones, lo que sus historias nos ofrecen es oscuridad, nihilismo, violencia y sexismo. Es decir, nada que no podamos encontrar en casi cualquier otra serie.
+¿Por qué hay que verla?
Ofrece un completo muestrario de los diferentes estilos de animación que se desarrollan en la actualidad.
-¿Por qué podría defraudarle?
Porque todo lo que tiene de variada a nivel visual le falta a nivel narrativo, y porque a menudo peca de sexista.
¿Cuántos capítulos son y cuánto duran?
Se compone de 18 cortometrajes de duración variable. El más corto dura 6 minutos; el más largo, 17.
¿Dónde puedo verla?
En Netflix