Mario Casas se marcha a las colonias
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Fernando González Molina dirige la adaptación del best-seller de Luz Gabas «Palmeras en la nieve» sobre Guinea
Pocos mantienen hoy en día la memoria de los tiempos en que Guinea Ecuatorial era colonia española; de hecho, entre todos nuestros viejos territorios de ultramar, este vasto país bañado por el río Poo, en el que los españoles estuvieron presentes entre 1778 y 1968, es sin duda el más desconocido. Un olvido que comenzó a renegociarse con la exitosa novela «Palmeras en la nieve», de Luz Gabás. Ahora, esa odisea colonial salta a la gran pantalla de la mano de Fernando González Molina («Tres metros sobre el cielo», «Tengo ganas de ti»), y si hay una película española llamada a hacerse con la taquilla de las próximas Navidades, es a buen seguro ésta, que se estrena el 4 de diciembre bajo el paraguas de Atresmedia, Telefónica Espacio y Nostromo. Mario Casas y Adriana Ugarte, los dos protagonistas de la cinta –completa el reparto Macarena Gutiérrez–, presentaron ayer en el Festival de Málaga un avance de la cinta dentro de la sección 5 Minutos de Cine, que echa un vistazo a las producciones nacionales que se estrenarán en los próximos meses.
La independencia en Bioko
El actor explicó a LA RAZÓN que la película narra «la historia de una vida, no sólo de un amor; y también la pureza de la tierra y una etapa muy importante en Guinea». Casas da vida a Kilian, un joven de un pueblo oscense que hace las maletas y se embarca hacia la colonia. Allí, en un tránsito «de la pureza y la inocencia más absolutas», señala Casas, hacia el despertar al mundo y su problemática, Kilian asiste a la vorágine independentista en Bioko. En total, 20 años en la vida de un personaje que le ha permitido a Casas (La Coruña, 1986) «volver a mis 18 años, en un proceso maravilloso de buscar y sacar cosas, de trabajar esa inocencia que ya hace tiempo perdí». Para el personaje de Adriana Ugarte, Clarence, sobrina de Kilian, el viaje es iniciático. Clarence encuentra una carta de su tío que la incita a viajar a Guinea y descubrir las huellas del paso por la colonia de Kilian y su propio padre en los turbulentos años 60. «Me atrajo de ella esa decisión de lanzarse al viaje a pesar de no estar acostumbrada a atreverse a hacer cosas y, poco a poco, descubre que al hacerlo empieza a desnudarse y a quitarse capas», cuenta Ugarte.
A pesar de ser una película de época y ambiente colonial, a Ugarte, acostumbrada a estos últimos papeles en exitosas series de televisión («La señora» y «El tiempo entre costuras»), le toca en suerte la pata contemporánea de la historia. «Me apetecía cambiar ese registro y esta película era el lugar perfecto para hacerlo». Para Casas, más acostumbrado a papeles generacionales (de su generación, se entiende), lo importante no es la época o el entorno en que está ambientada una cinta, pues «hay que vivir todas las historias como son». Eso sí, ambos emprendieron un trabajo de documentación junto al equipo de producción para sumergirse de lleno en la vida, los usos, las gentes y las modas de la colonia. Una vez llegó el rodaje, la magia de una superproducción les atrapó: «Llegamos a Canarias, al set de rodaje, y fue como si literalmente estuviéramos en Guinea».
El aliento épico es uno de los puntales sobre los que se asienta «Palmeras en la nieve». Para su director, Fernando González Molina, contar con tantos medios de producción ha facilitado el trabajo. «Queremos hacer películas grandes, de industria, en castellano y éste es un drama de época con ambición narrativa y valores de producción», señala. González Molina, que vuelve a dirigir a Casas, ha invertido tres años y medio en este trabajo. Luz Gabás ha sido su referente y su apoyo constante para sacar a la luz este trozo «olvidado y silenciado» de nuestra historia.