Más humor e ironía
l ¿Qué importancia tuvo el «Quijote» de Martín de Riquer y Antonio Mingote en su momento?
-Era la alianza entre un gran editor del «Quijote», en el sentido de reproductor del texto conforme a las técnicas modernas de la filología –el de Martín de Riquer ha sido, hasta el de Francisco Rico, la gran referencia que todos hemos tenido–, y la última versión iconográfica del texto por parte de un artista español. En 1780, la Academia Española promovió la edición de un «Quijote» ilustrado por primera vez por artistas españoles, el de Ibarra. Luego ha tenido otros ejemplos: el de Dalí, que es muy conocido, el de Antonio Saura, y el último y magnífico, que es el de Mingote.
l ¿Las ilustraciones de Mingote, acercaron a los lectores el «Quijote», lo hicieron más accesible para algunos?
-Sin duda, porque Mingote por sí mismo aportaba una condición muy favorable: era un dibujante extraordinariamente popular en España. En lo que se refiere al «Quijote», aparte de la visión moderna que él pudo aportar, hay un componente importante: el «Quijote» es muchas cosas, pero no cabe duda de que es un libro irónico, de humor, de farsa, y Mingote era un artista que había hecho de la retranca, de la ironía, un alcaloide de todo lo que producía. Probablemente, de todas las ilustraciones del «Quijote», la suya fue la que mejor sintonizó con la veta humorística que está en la sustancia básica de la obra de Cervantes.
l ¿Qué significó la entrada en la Real Academia Española de un personaje tan singular como Mingote?
-Yo no estaba entonces en la Academia, entré mucho más tarde, pero tuve la suerte de compartir con él unos años en los que tuvimos una intensa relación. Pero puedo hablar como español. La idea de la RAE como un reducto de eruditos ancianos y sesudos no deja de ser una caricatura: lo que se pretende en la Academia es que estén representados individuos destacados en el uso de la lengua como un elemento de comunicación a todos los niveles. Mingote, aparte de que también tiene obra literaria específica, era un maestro en acompañar la imagen con el texto para poner el dedo en la llaga de las situaciones de la vida colectiva de los españoles. Si la entrada de Mingote representó una gran novedad, bienvenida sea, porque era imprescindible que se produjera.