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"Mi Ibiza privada": sexo, drogas y política, los años locos de Escohotado

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  • Diego Gándara

    Diego Gándara

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Sexo, drogas y rock and roll. Eso es lo primero que un lector puede imaginarse ante un libro de Antonio Escohotado y en cuyo título aparezca el nombre de Ibiza, la isla en la que el autor de «Historia general de las drogas» vivió entre 1970 y 1984 y de la que se fue después de que «una alianza de maleantes y policías» lo acusaran, según señala, de «tráfico de cocaína en grado de tentativa imposible» y le sugirieran que lo mejor era poner tierra de por medio.
Mezcla de autobiografía con ensayo impregnado de experiencias vitales, «Mi Ibiza privada» no es, en todo caso, el recuerdo innecesariamente detallado de otra época. Tampoco la memoria nostálgica de un pasado mejor. La obra, más que nada, es el relato de alguien que, en algún momento de su vida, decidió vivir según su ideal de libertad y casi estuvo a punto de hacerlo. Un logro, afirma Escohotado, que «muchos se mueren sin conocer».
Cómo fue posible
Con un tono cercano y coloquial, Escohotado rememora, eso sí, el espíritu de otro tiempo. Los primeros capítulos de «Mi Ibiza privada», en ese sentido, lo constituyen unas crónicas que en su momento fueron publicadas en la revista «Cáñamo», donde Escohotado cuenta sus primeras experiencias ibicencas. La pregunta que recorre casi todo el libro es la siguiente: «Cómo fue posible que Ibiza dejara atrás su miseria hasta convertirse en meca del multimillonario».
Es que Ibiza era entonces más que Ibiza. Era un símbolo. «Una manera de romper con la España oscura, franquista, intelectualmente estéril, reprimida y carente de imaginación –dice Escohotado–. Esa España que solo concebía una manera de vivir, una manera de amar. Una España tan preocupada en controlar lo que estaban haciendo los otros que se olvidaba de disfrutar ella misma».
Así, a pesar de su reticencia al género autobiográfico, porque según apunta en el prólogo fantasea con arañar «alguna realidad», y de su pretensión de que el libro se parezca más a un retrato robot que a un paisaje sentimental, «Mi Ibiza privada» no deja de ser, también, un texto tocado durante momentos por la emoción, pues Escohotado recuerda cosas que solo permanecen en su inquieta memoria, como «aquella Parroquia de San José, aquellos viejos algarrobos, aquel valle de Morna, aquella Hermandad del Amor Eterno». Una manera de dejar atrás los problemas de la vida anodina y previsible, estática y responsable que acabó en 1983, tras una acusación por tráfico de drogas y una temporada en la cárcel y que es uno de los capítulos centrales de su libro.