Calla la voz rota del rock español
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El músico, que fundó Cucharada y Alarma!!! y después consiguió el éxito arrollador con «Sangre española», falleció ayer a los 64 años víctima de un cáncer, cuando había logrado comenzar una nueva vida lejos de las adicciones.
Al menos, Manolo Tena (1951-2016) gozó de una oportunidad que no tuvieron muchos de sus compañeros de generación. Él pudo redimirse. El músico de Lavapiés (Madrid, aunque nacido en Badajoz) logró el éxito y se instaló en la ruina, pero el destino le concedió una oportunidad de sentirse músico antes de que un fulminante cáncer acabase ayer con su séptima vida. El pasado septiembre, en una jugada valiente, presentó un documental y un disco postrero, «Casualidades» se llamaban ambos, en los que hacía balance vital y reconocía su azarosa peripecia vital. «El caos está bien para un rato y para aprender de él. No es una manera de vivir. Pero el caos sólo existe en la mente humana: el sol sale siempre por el Este. Como decía Tagore, leemos el mundo equivocadamente y decimos que el mundo nos ha engañado», decía en una entrevista con este periódico durante las jornadas de promoción de aquel trabajo. Tena se dejó embaucar por sí mismo a conciencia, aunque también alguna casa de discos le engañó un poco. Durante algunas semanas, a finales del año pasado, presentó el disco en una gira que dejará inacabada, pues tenía previso un concierto en mayo en Madrid. Además, participó en un proyecto para televisión, «A mi manera» (LaSexta), en el que sus canciones, absueltas de la vida de su autor, eran las únicas protagonistas.
El primer proyecto musical de Manolo Tena fue Cucharada, banda surgida en el final de la década de los 70, del caldo de cultivo del teatro independiente y la asociación La Cochu (Laboratorio Colectivo Chueca), por lo que el grupo era más una formación abierta que clásica. Después de su aparición en el recopilatorio «Rock del Manzanares: Viva el Rollo Vol. 2», que editó Chapa, el mítico sello del llamado rock urbano, Cucharada publicarían en 1979 «El limpiabotas que quería ser torero», un álbum rockero y lisérgico, y a continuación «Quiero bailar rock & roll» (1980) en la misma discográfica que Leño o Asfalto, es decir, en el rock fuera de los márgenes de la Movida madrileña. Sin embargo, eran tiempos en los que la música podía cambiar en un año, y el propio Tena abandona las influencias del rock más primario por las tendencias «new wave» que combinan el reggae con influencias del punk y cajas de ritmos. Así es como funda Alarma!!! junto a José Manuel Díez a la batería y Jaime Asúa a la guitarra, con los que edita un muy notable disco de debut en el que Tena demuestra maneras de cantante y se revela como un escritor urgente. Para el segundo trabajo, «En el lado oscuro» (1985) firmarán con el sello Polygram, una de las grandes casas de la época en España, aunque no terminan de encontrar su acomodo en la escena española. El grupo se disolverá al año siguiente, y Tena ya cargará con la terrible carga de la adicción a la heroína, de la que no logró desengancharse, según explicó a este periódico, hasta 1998.
Tras el final de Alarma!!! comenzará su carrera en solitario, por la que obtendrá mayores triunfos y por la que la mayor parte del público español le recordará, a pesar de que sus anteriores trabajos seguramente sean más interesantes. Tena viajó a México y después se instaló en Miami, y, tras publicar con la colaboración de Joaquín Sabina «Tan raro» (1988), permaneció al margen de los focos hasta que, tras cuatro años parado, publicó «Sangre española», el trabajo que le catapultó en el prodigioso año de 1992.
Manolo Tena vendió, en su momento personal más errático, más de 800.000 copias del disco. Canciones como «Tocar madera», «Fuego en la piel», «Sangre española» o «Qué te pasa» fueron éxitos sucesivos. «En aquel momento, todo pasó de una forma muy rara, no me sentía preparado. Por entonces, yo estaba muy pagado de mí mismo, pero a solas no confiaba en absoluto en mí. Sentía que era un premio que no merecía y me dominaban los miedos, complejos e inseguridades». Así recordaba Tena ese tiempo en entrevista con LA RAZÓN. «La ironía de esa edad dorada es que no queda nada. No tengo coche, no tengo moto, ni casa, ni piscina. Nada».
Después publicaría otros trabajos menos inspirados y exitosos, que incluyen una aproximación a Lorca y su «Poeta en Nueva York» (1998). Pero su vida se seguía rigiendo por las malas decisiones y recaídas de las que no logrará librarse hasta prácticamente 2015. «Seguir repitiendo errores es demasiado de nada. Llega el momento en que reconoces que has cometido bastantes. Y aún así, cuando menos te lo esperas, cometes otro», explicaba. Últimamente, Tena se acostaba temprano y había recuperado la autoestima. «He tenido problemas y espero que a alguien le ayude que lo haya contado. Lo que más quiero hacer es que no sólo se diga de mí que era un pringado, un adicto y un irresponsable, sin que se sepa que tengo otra cara», pedía el escritor y compositor. Ésa es la cara que recordaremos.