Carlos do Carmo, en el nombre del fado
El artista, representante mundial del género, actúa mañana en los teatros del Canal
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"¿Qué temperatura hace allí en Madrid'", nos pregunta Carlos do Carmo casi alinicio de nuestra charla. En Lisboa se queja de que hace un calor enorme. No le damos buenas noticias porque aquí en sofocante. "No es bueno para un viejito como yo", dice con esa voz dulcísima. Tiene 74 años, tres hijos y varios nietos y habla español de manera impecable. En él se cumple una vez aquello de la cortesía portuguesa: mientras este fadista universal no utiliza ni una sola palabra en el idioma de Camoens la entrevistadora se siente incapaz de hablarle en portugués. Su madre fue la gran Lucilia do Carmo. En Portugal le adoran y él ansía reencontrarse con el público español "porque siempre es una experiencia distinta y maravillosa. Ya he perdido la cuenta de las veces que he cantado allí. Sé qué España me quiere pero quizá menos que yo", dice para abrir el fuego.
Mañana canta en Madrid en los Teatros del Canal un repertorio que quizá intuye pero al que aún tiene que dar forma: "Soy muy de la ocasión. No sé, créame, lo que voy a cantar en Madrid, aunque le diré que tengo una muy buena sorpresa. Estará conmigo uno de los mejores músicos del mundo, Antonio Serrano, un tocador de armónica, un músico español de enormísima categoría. Hay fados para mí bastante especiales que ya no me pertenecen, son patrimonio de mi país", dice. Para este inmenso fadista, heredero director de la gran Amalia, "el fado tiee que ver son la disponibilidad del ser humano. Es un canto profundo, de vida que reflejala angusta, la alegría, al tristeza, la esperanza y hay que estar dispuesto a entregarse a él. Quien lo canta ha de entregarse y darse totalmente. Por eso cuando acabo uno de mis recitales estoy literalmente muerto porque lo das todo; no puedes perder la concentración. Doy lo mejor y hago un ejercicio de humildad, no crea que s elo digo para quedar bien", añade. Y lo creemos. Este cante es su vida. Dice que se lo ha dado todo: "El cariño de la gente, su respeto enorme, una familia que ya es grande, con hijos y nietos. Me ha dado una vida entera y no tengo queja alguna, sino gratitud"y recuerda cómo de niño escuchaba cantarlo a su madre, con esa elegancia, la clase que destilaba. Su padre vendía libros de Medicina y cuenta que "perdió al cabeza por mi madre. Era un hombre estupendo. Él me enseñó que España tenía una gran historia y una inmensa cultura. Jamás escuché de su boca una palabra negativa hacia su país. Y yo me pregunto muchas veces, ¿por qué continuamos dándonos la espalda después de tantos tiempo? No tiene el menor sentido. Dentro de la democracia no lo entiendo. Si pregunta en una ciudad como Lisboa por los grandes nombres de creadores españoles apenas les sabrán decir un par de nombres. De americanos, sí, seguro. Y si hace la misma pregunta en Madrid le va a suceder igual. Es algo extraño, estando pared con pared como estamos". Lisboa, su ciudad aparece en al conversación. Él al adora, siente veneración por ella. Allí nació. ¿Qué tiene que la hace distinta? "Una luz que no posee ninguna otra ciudad del mundo; un río que le da una vida muy particular; una canción como es el fado que la hace única porque no todas las ciudades tiene la suya, y un desorden que es precioso. Lo que se ha hecho arquitectónicamente hablando en mi ciudad en los último cuarenta años de destrucción ha sido muy grave y aun así hemos resistido, Lisboa ha resistido y vive en paz. Ah, y lo mejor: que tiene gente buena".
A pesar de la edad que menciona, en breve volará a París y al Carnegie Hall de Nueva York: "Ahora, a estas alturas de mi profesión, puedo elegir lo que quiero hacer, dónde deseo cantar. es lo que tiene ir cumpliendo años", señala. ¿Y hay pensamiento de retirada? "Sí,he pensado en decir adiós. Hace catorce años estaba prácticamente muerto, mi vida cambió totalmente. Ahora me siento muy bien conmigo mismo, en paz, y con ganas de darle todo a mi país, del que no tengo que decir nada negativo. Del poder no quiero saber nada. Mi familia es impecable y sabe que el día que flaquee sobre el escenario ellos me podrán decir que lo deje y así lo haré. Sé que lo dirán", confiesa.
Hay una estupenda generación de fadistas jóvenes que han tomado el testigo de los maestros: de Camané a Mariza, pasando por Carminho, Mísia, Cristina Branco o Mafalda Arnaut: "Cantar con ellos es una experiencia muy grata, contagian su energía y su manera de ver y entender el fado, al que deseo una larga vida, siempre que Europa nos lo permita, pues sin al cultura popular no hay cultura y sin ella no se crece", reflexiona.
Ese esférico objeto de deseo
No estar al tanto de lo que sucede en el Mundial de Fútbol es no ser de este mundo. Y Carlos do Carmo lo es. Tiene su opinión particular de lo que le ha sucedido a España y Portugal: "Ya sea Paulo Bento o Del Bosque creo que ambos han pecado de conservadores. España tiene jugadores fantásticos que no han podido hacer juego. Con humildad y buena preparación se consigue casi todo. Yo creo que en la selección española tenían que haberse dado profundos cambios. ¿Por qué ese temor a dejar a Casillas en el banquillo? ¿No se puede poner a otro portero? Mourinho, por ejemplo, no lo tuvo. Iker ha sido un excelente portero, pero han pasado ya cuatro años y hay mucha gente joven esperado una oportunidad", comenta.