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Edurne: «No me han tirado nada curioso en los conciertos... algún peluche sí»

larazon

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Aparece Edurne y tras ella un remolino de admiradores que quieren hacerse una foto con la cantante. No es raro. Es guapísima, pero, además, es una mujer sonriente, de esas a las que no da pereza acercarse. Una chica que, pese a su físico espectacular, no asusta. Y, encima, por si fuera poco, viene cargada de «Adrenalina», título de su último disco, que incluye, cómo no, esa canción cuestionada por unos y alabada por otros, «Amanecer», con la que no logró destacar en Eurovisión, pero que le ha dado ya tantas alegrías como para no arrepentirse de haber representado a España en tan mítico festival. «Creo que “Amanecer” –que ya ha salido en inglés bajo el título de «Break of a Day»– va a ser de hecho mi tema. Aunque tengo muchos, como “Amores dormidos” o “Despierta”, que me gustan mucho..., pero creo que éste es el más importante hasta ahora en mi carrera. Y está ahora, siempre y más allá». Hay vida después de Eurovisión. Más que eso, un disco y una gira: «Ahora, una gira. Me olvido de vacaciones en verano, ya vendrán después, y me concentro en la promoción del disco. Pero bueno, disfrutando los conciertos, que, al fin y al cabo, dentro del mundo de la música a mí lo que más me llena es estar en contacto con el público, compartir tu música... El directo es pura adrenalina». Hablamos un poco de todo y me cuenta anécdotas de la grabación del disco y de esas «maripositas» de nervios que ella considera fundamentales en cualquier artista y que son las que le ponen las pilas en los directos, y le pregunto si a ella también le tiran ropa interior como hacían en los primeros conciertos de Alejandro Sanz y se parte de la risa. «A mí no me han tirado nada así curioso... algún peluche, pero nada más. Nunca nada extraño. ¡A ver si después de esto me van a empezar a tirar ropa interior... De todas maneras mis fans se comportan. Yo creo que las chicas no pierden tanto los nervios cuando siguen a otra chica. Y, en todo caso, yo estoy muy contenta con la gente que me sigue porque es muy respetuosa y cariñosa», dice. Está claro que hasta en eso tiene suerte Edurne, porque son muchos los artistas de todo el mundo que se quejan de que hay fans que se pasan de la raya... Sobre todo en redes: «Pues yo lo único que he notado en las redes, que de momento me van muy bien, es que con el tema de Eurovisión revisaban cada detallito de la canción, del vídeo, del vestuario... Y sí es verdad que ha habido muchísimas críticas, más de las que yo a lo mejor esperaba, pero ya me habían avisado y es normal, no se puede gustar a todo el mundo».
Sin mencionar a De Gea
Edurne, como buena mujer de su tiempo no dispone del suyo, porque se mete en mil charcos. Desde aquel primer concurso musical, «Operación Triunfo», no ha parado de participar en otros, de presentar... Sé que a ella, que dice que es muy «payasa», que imita estupendamente y que tiene el sentido del ridículo justo para ser una «showoman», le gustaría interpretar y que está esperando que llegue ese papel que seguro que algún día aparece. Pero, por lo demás, no ha cumplido los treinta y casi no le quedan cosas por hacer. (Se ríe) «¿Cómo que no? Nada, nada, me falta el programa de cocina, que es lo único que se me da fatal. Cocinar para mí es un reto de los grandes, o sea, más que Eurovisión, diría yo, porque lo hago muy mal... Pero quiero, estoy erre que erre con lo de cocinar, que es lo único que me faltaría... Y hasta me han regalado un curso que algún día haré. No sé si se conseguirá mucho el curso conmigo, porque soy de las alumnas duras. Vamos, que no va a ser fácil. Pero lo conseguiré», explica. Le digo que cómo nos parecemos todas. Y eso que ella aún no tiene hijos, ni marido... aunque novio sí, aunque a él casi ni lo menciona: «Tengo muy poco tiempo libre para descansar. Y lo poco que consigo lo utilizo para estar con mi familia, que soy muy familiar y me encanta estar con mis padres y mi hermano, o en mi casa –también soy muy casera– con los míos. Y con mi novio, claro, eso es obvio».
Lo que no es nada obvio es si ella es madridista, pero sí que desde luego es muy prudente con todos los temas que tienen que ver con su vida personal y más aún con la profesional de su chico (De Egea). Por eso, cuando le hago la bromita y le pregunto si es madridista, ella inmediatamente responde con una sonrisa de oreja a oreja y mirada pícara: «Soy de la Selección española».

Personal e intransferible

Edurne nació en Madrid en 1985. Está soltera, aunque tiene ese novio por el que todos le preguntan y sobre el que ella no quiere decir ni media palabra. No tiene hijos, se siente orgullosa «de haber cumplido mi mayor sueño», que era el de ser cantante y dedicarse a la música, y no se arrepiente de nada. Perdona «casi todo, pero no todo», y olvida «con facilidad, soy muy Dori», el personaje de «Buscando a Nemo». Le hace reír «pasar un buen rato con mi hermano», y llorar, «cualquier película: lloro mucho con ellas y me encanta». A una isla desierta se llevaría: «Esta es la típica pregunta que siempre me hacen y nunca sé qué responder, porque no me basta ni con una, ni con dos ni con tres cosas..., o si no, no me llevo nada». Le gusta comer «mucho. Yo de dieta soy fatal. Me gusta comer, comer. Mi plato favorito son los huevos rotos o la pasta carbonara y beber agua, que es lo más sano y lo más natural». No lleva manás «ni tampoco amuleto, porque soy tan despistada que si los tuviera seguro que se me olvidarían y diría “¡Dios mío!” ¡Me va a salir fatal!’’. Yo creo que todo eso te esclaviza un poco ¿no?». Su vicio son «las palomitas». De mayor le gustaría ser «lo que soy ahora. Quiero seguir tal cual. Antes sí quería ser veterinaria. Incluso empecé a estudiar la carrera. Pero ahora ya me quedo con la música». Y si volviera a nacer, «sería lo mismo. Espero... Ojalá pudiera ».