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José Carlos Gómez: "No basta con llevar la música en la sangre, hay que ir haciéndose"

Ha compuesto «Pasaje andaluz», una obra para guitarra y orquesta en tres movimientos: Algeciras, Morelia y Mar del Sur.
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Ha compuesto «Pasaje andaluz», una obra para guitarra y orquesta en tres movimientos: Algeciras, Morelia y Mar del Sur.
Con tres años vio a Paco de Lucía en la televisión y quedó enamorado de su sonido. A los cinco, José Carlos Gómez (Algeciras, 1972) pidió una guitarra para reyes. «Desde que tengo uso de razón he tenido una guitarra en las manos, nunca pensé que fuera a ser otra cosa que no fuera guitarrista, lo sabía desde pequeño». Tras haber compartido escenario con grandes artistas como Alejandro Sanz, Serrat, Sara Baras, Poveda, Niña Pastori, o el Ballet Nacional, José Carlos Gómez presenta «Pasaje andaluz», una obra para guitarra y orquesta en tres movimientos compuesta e interpretada por él mismo, con arreglos y orquestación de Miguel Ángel Collado y grabada con la Bratislava Symphony Orchestra.
–¿De qué es fruto «Pasaje andaluz»?
–De casi cuarenta años de carrera, esta obra está impregnada de todo lo que he vivido y aprendido en este tiempo.
–¿Podía imaginarse al comienzo componer una obra así?
–No, nunca, ni estaba en mis planes, aunque siempre me encantó el mundo sinfónico.
–¿Por qué ha dado este paso ahora?
–Fue un encargo del director del concierto internacional de guitarra de Morelia en México, me dio mucha alegría cuando me dijo que él escuchaba mi música con orquesta y me ofreció componer un concierto.
–¿Cómo casan la guitarra flamenca y la orquesta sinfónica?
–Encajan bien si no te pones demasiado flamenco, porque el clásico y éste son dos lenguajes muy diferentes, sobre todo rítmicamente, por eso cuidé mucho de que no fuera un disco de flamenco sino una obra sinfónica con aires andaluces.
–¿Esta pieza marca un hito en su carrera?
–Pienso que sí, un concierto así no hay tantos y menos hecho por un guitarrista flamenco. Para mí es un orgullo haberme retado de esta manera y haberlo realizado.
–Aunque la vida le marcó otro muy diferente.
–Con mi trasplante de riñón sí que hubo un antes y un después en mi vida, pero es algo que tengo como bueno. Cuando vives tan cerca la muerte miras la vida de otra manera. Mis mejores años, como persona y como músico han venido después que pasara hace ya 22 años, a veces de la enfermedad puede resurgir algo muy bonito.
–¿Qué importancia tiene para usted crear?
–Me da la vida, es como una terapia. Para mí es un momento mágico, como si entrara en un túnel, que cuesta, pero cuando pasas entras en otro mundo, en otra dimensión. Llena tanto que una vez que lo vives ya no puedes prescindir, te engancha y necesitas seguir sintiendo esa sensación, sobre todo si consigues crear algo que te gusta.
–¿Es una forma de sentirse libre?
–Totalmente y en este concierto mucho más, porque cuando compones flamenco tienes que ceñirte a unos cánones, pero aquí a nada, solo a la duración estándar de un concierto en tres movimientos.
–¿Si tiene que elegir entre tocar o componer?
–Me quedo con componer
–Para el segundo movimiento se inspiró en Paco de Lucia, ¿tanto le afectó su muerte?
–Muchísimo, todavía no lo he superado porque para mí Paco es la persona que más presente ha estado en mi vida desde pequeño, lo he seguido siempre con mucha admiración, he sacado la música de sus discos y ha sido mi ejemplo a seguir. Aparte de lo genial que era como músico lo era también como persona, un modelo de artista de categoría, de humildad, de saber estar y de marca España.
–Hábleme del grupo de Algeciras con Alejandro Sanz.
–De jóvenes pasamos unos años muy bonitos, el padre de Alejandro es de Algeciras y venía cada verano. Cuando teníamos 15 o 16 años nos juntábamos con las guitarras, componíamos y soñábamos con ser como nuestros héroes. Paco de Lucía venía poco porque se iba a Cancún, pero estaban sus hermanos Ramón y Pepe. Fueron años preciosos.
–¿El músico nace o se hace?
–Las dos cosas, tienes que tener cierto don para la música, pero hay que ir haciéndose durante toda la vida y trabajar muy duro, con llevarlo en la sangre no basta.
–¿La guitarra es la cenicienta del flamenco?
–No se valora como el cante o el baile y es una paradoja porque los guitarristas tenemos que saber de los dos, pero no se le da su sitio ni el mismo protagonismo. Los guitarristas solistas reivindicamos espacio en los festivales, que programen al menos un par de piezas de guitarra porque también los hay primeras figuras.
–¿Sin pasión hay música?
–No, la música es pura pasión, puro sentimiento, incluso de rabia o dolor. No se puede crear sin pasión y sin sentimiento, sólo así llega y se transmite.
–¿Qué es el flamenco para usted?
–Un motivo para vivir
–¿Y la guitarra?
–Mi vida, el palo al que me agarro en medio del océano para no naufragar.