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Pau Donés: «He tenido un vidón, y lo que me queda»

El músico presenta un libro y un disco mientras se enfrenta a la segunda lucha contra el cáncer.
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El músico presenta un libro y un disco mientras se enfrenta a la segunda lucha contra el cáncer.
Es inevitable sentirse invadido por una sensación de precariedad en presencia del flaco Pau Donés, y no pensar en su lucha contra el cáncer, que ha vencido en una ocasión ya, pero al que se enfrenta de nuevo. Él se defiende de las miradas compasivas. «No me interesa nada la condescendencia, creo incluso que no la percibo. Lo que me pone es mirar a los ojos a un pibón por la calle y sentir que te está diciendo me gustas más así, delgadito», dice el músico catalán, inquebrantable ante cualquier diagnóstico, resistente a los peores augurios. La prueba es que Planeta le propuso escribir un libro, y él se negó a hacer su autobiografía porque «huelen a muerto. Y yo, todavía no». De las experiencia de los últimos dos años ha escrito «50 palos» y acaba de publicar un disco doble, homónimo, que, sumados, trazan un balance vital al que Donés no se resiste: «He tenidó un vidón, y lo que me queda. Como el chiste: esto no es vida, es un bidón».
«Cagado» de miedo
Entre el material que publica, destaca una canción «Humo», un tema duro y triste que es la crónica de estos últimos dos años. «Puede que debiera haberla guardado para el siguiente álbum, pero era importante. Refleja este tiempo como una canción de amor, o de desamor. Porque la esencia de lo que cuento es que uno de los amores de mi vida, que es la vida, se me estaba escapando. Es algo parecido a lo que me ha pasado otras veces, cuando creía que la novia número veintiséis me estaba dejando... La diferencia es que, cuando escribí ‘‘Humo’’, estaba cagado de miedo», dice el autor de canciones como «Tiempo», «La Flaca» o «Depende».
Donés ya sabe que «vivir es urgente» y no le quita el sueño trascender. «No tengo ninguna intención de perdurar, no me gustaría ser un ejemplo de nada. Solamente quiero que queden las canciones», afirma. De ella, ha seleccionado 22 para su nuevo álbum, todas interpretadas en acústico, con algunos arreglos, pero bastante desnudas. «Serán la base de la gira que ahora comienzo. Una gira que es lo que más me apetece hacer en el mundo». Sin embargo, deberá someterse a tratamiento de quimioterapia en los próximos meses, después de recaer del cáncer. Pero no por esa razón va a detenerse. «Si has visto un documental que hicimos hace poco, ‘‘Jarabe contra el cáncer’’, en él salgo subiendo un risco con la bomba de infusión. Imagínate que, si hago eso, no voy a cantar sentado. Aunque es verdad que la quimio te deja algún día un poco bajito y tendré que lidiar con ello», afirma.
Para este trayecto, Donés se ha desprendido de muchas cosas. Las dos primeras son la fe y el miedo. «No quiero ninguna, porque son castrantes. Si depositas tus esperanzas en un ser superior o si no te atreves a vivir por temor a equivocarte, estás sentenciado. Yo, y esta es mi opción personal, sí que tengo confianza. En las personas que me rodean, en las que voy conociendo. Tenemos miedo a la muerte pero también a vivir, porque estamos en una sociedad exitista en la que no se permite fracasar. Y equivocarse es necesario e inevitable», asegura. En este tiempo de balance, no se ha permitido los arrepentimientos. «Pues te lo tendría que mirar –dice como quien llevase una contabilidad–. Pero tengo una memoria muy selectiva y nunca me he equivocado tanto como para no poder pedir perdón y eso lo he hecho muchas veces», explica el catalán, que llevará su mensaje por el Festival Vive Latino (México), P’al Norte (Monterrey), 13 conciertos en 15 noches por todo el sur de los Estados Unidos, y, en mayo, una intensa gira española: San Sebastián (3 de mayo), Bilbao (4), Santiago de Compostela (6), Palma (12), Zaragoza (13), Barcelona (20, Liceu), Gijón (25), Badajoz (26), Sevilla (27), Madrid (6 y 7 de junio). Sin miedo. «Bueno, un poco de miedo sí que tengo». ¿Confía en que lo superará? «Lo estoy superando. Hasta el día en que el cáncer diga que gana la partida. Cuando eso sea, pues nada. Pero yo al cáncer le dedico cinco minutos cada día, y luego a otra cosa».