Tomás Marco, un compositor de premio recibe el Tomás Luis de Victoria de la Sgae
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Contento porque es un premio importante. Lo dice mientras se siente el traqueteo del tren, camino de Pamplona, a donde viaja el flamante XV Premio SGAE de la Música Iberoamericana Tomás Luis de Victoria. Tomás Marco (qué casualidad que dos grandes coincidan en el nombre) dice que no lo esperaba porque el año pasado se lo llevó un español, Xavier Benguerel, y por esa ley no escrita de que una vez va a manos de un iberoamericano y otra de un español, ni había reparado en que se fallaba. “Lo mejor es haberlo recibido despreocupado”, apostilla. Le hace especial ilusión que el galardón sea “por toda la obra y una vida dedicada a la música y que al ser en el ámbito hispano el reconocimiento tiene mayor proyección, y que además en el palmarés hay gente muy buena”, asegura ufano. El Tomás Luis de Victoria es uno de los reconocimientos más prestigiosos del mundo de la composición. De ella, de ese arte mayúsculo, señala que “hoy vive un buen momento, con gente que tiene 90 años y otros que aún no han llegado a los 30 y ya están ahí, gente tremendamente valiosa con trabajos muy interesantes”, declara quien ha sido discípulo de maestros como Maderna, Boulez, Ligeti, Adorno o Stockhausen.
En su generación y en otras posteriores, labrarse una carrera en el mundo de la composición significaba abandonar España. Hoy las cosas son de otra manera, “pues aquí se puede hacer mucho y bien, aunque nunca viene mal darse un garbeo por el extranjero para aprender. En mi época era bien distinto”.
Marco, un músico cultivadísimo y gran amante del arte, ve muchas tendencias en la composición, desde los cercanos al arte sónico al conceptual o las tendencias neotonales. Hay buenas ideas y un lenguaje sincrético de la gran vanguardia que se funde con la gran tradición, nos explica como si estuviera dando los primeros compases de una clase magistral. ¿La composición pasa por modas? “Como todo el arte. Lo importante espoder trascender”, remarca. Para que lo entiendan: lo que ahora se lleva es el arte sónico y la neotonalidad. Ahí está el camino
más fructífero, anótenlo.
Proyectos no le faltan y entre ellos destaca uno, una zarzuela, encargo del anterior director del coliseo, Paolo Pinamonti, que se estrenará en la pirmavera de 2018, con liberto de Álvaro del Amo. El título no puede ser más significaivo: “Policías y ladrones”, que explica así: “El argumento gira alrededor de la corrupción política, que de eso abunda. Es un libreto bastante divertido, reflejo de la sociedad en que vivimos, es decir, lo que ha sido siempre la esencia del género, que es ser testigo de la sociedad de su tiempo”, explica el músico. De otro lado tiene entre manos una ópera sobre las tentanciones de San Antonio, compleja y hecha para un gran teatro. Y seguir disfrutando de un premio merecido.