Vuelven Surfin’ Bichos: "Una gira con Nirvana que se torció fue nuestro final hace 30 años"
Los pioneros del «indie» español regresan con nuevo disco, «Más allá», que aparece publicado el 5 de mayo, tres décadas después de su separación
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En contra de lo que sucede en la inmensa mayoría de los casos, Surfin’ Bichos no se separaron porque dejasen de ser amigos. La banda pionera del «indie» español estaba llamada a grandes cosas pero una serie de desgraciadas situaciones –especialmente una gira con Nirvana que nunca sucedió y de la que luego hablaremos– y unas expectativas desmedidas hicieron mella en uno de los grupos más improbables de la historia musical de España. Fernando Alfaro, Joaquín Pascual, Carlos Cuevas y José Manuel Mora formaron desde la muy periférica Albacete un grupo con una apuesta estética sin precedentes en nuestro país, que dio forma a cuatro discos en cuatro años, entre el 89 y el 93, que marcaron a una generación por su sonido crudo y afilado y su universo lírico radicalmente distinto a la blanda escena «post Movida». Se separaron sin acritud, pero Alfaro no tenía ganas de seguir en la música: «Estuve a punto de abandonar. me costó casi dos años volver a componer», dice en las oficinas de Sonido Muchacho, la discográfica con la que Surfin’ Bichos resucita. El próximo 5 de mayo publican «Más allá», su regreso después de tres décadas.
Después de aquella decepción, el resto del grupo fundó Mercromina y cuando Alfaro estuvo preparado inició Chucho. Sus caminos se volvieron a juntar en 2006, para una ocasión especial, y en 2017 celebraron el 25 aniversario del disco «Hermanos carnales» con reunión y gira. «Ahí se plantó una semilla, porque ese fue el penúltimo disco y hubo canciones que jamás tocamos en directo. Así que nos reunimos para reinterpretarlo. Ese trabajo nos puso de nuevo en la senda creativa. Por eso, y porque hemos mantenido la amistad, no son realmente 30 años separados», dice Alfaro, que asume los papeles de portavoz del grupo y disculpa a sus compañeros. «Nuestras vidas son complicadas y no siempre tenemos la disponibilidad... bueno, y se aprovechan de que siempre he hecho yo las entrevistas, también en la primera etapa», ríe. El otro factor que favoreció el regreso discográfico fue la mudanza de Alfaro a Albacete, donde viven sus compañeros del grupo y donde se instaló apenas un mes antes de que estallase la pandemia. Allí empezó a escribir canciones que podrían haber sido para Chucho («que estamos en ‘‘stand by’’ pero en activo») o para su carrera en solitario, pero algo le decía dentro que donde mejor encajaban era en Surfin’.
«No habíamos hablado explícitamente de volver a grabar juntos, pero yo tenía en la cabeza un dardo que lanzó Carlos, que habla poco pero acierta. Dijo que, bueno, si alguna vez volvíamos a grabar, deberíamos publicar el disco por sorpresa, de repente. Eso me dejó dentro la semilla del ‘‘¿por qué no?’’», cuenta el compositor y vocalista de la banda. Obviamente, los tiempos que corren desaconsejan esa estrategia de lanzamiento. Surfin’ Bichos ya han publicado tres «singles» que van generando expectativa entre sus seguidores. «Somos kamikazes, pero mucho. Siempre lo hemos sido. Pero preferimos hacer las cosas bien por una vez».
Por el disco no han pasado tres décadas de estos músicos. Es una perfecta continuación de su carrera, esa mezcla característica de ternura y terror que define su universo lírico y musical producido por Fino Oyonarte, de Los Enemigos. «Somos una paradoja con patas. Es nuestro carácter y no lo podemos cambiar. Yo, por mi parte, trato de modularme, de no caer en la truculencia, aunque a veces no puedo evitarlo. Pero adaptarte no es censurarte, es reprimir algo como el instinto homicida que puedes llegar a sentir un día cualquiera. Es imposible que el caos, la entropía que hay en el mundo, o los miedos con los que convivimos, no aparezcan en mi música», dice Alfaro, que explica que el concepto del disco, el «Más allá» del título y que aparece explícitamente en otros dos cortes tienen su origen en el confinamiento, como surgido de una pequeña película de terror. «Sí, porque yo volví a la casa de mis ancestros –sonríe– que está a las afueras de Albacete, en otro término municipal. Y claro, los confinamientos te impedían cambiar de municipio. Así que pasé muchas horas, digamos, frente a ese espejo. Aquellas circunstancias nos bajaron de la nube. Y la soledad y el ver o no ver más allá me produjeron un efecto curioso: el de vivirlo todo más intensamente. Hay temas que tienen un punto existencialista, de acuerdo. Esos que dicen. “más allá no hay nada, pero voy a quedarme a mirar”. Me conformo con contemplar esta vida. Pero hay otros que el amor está bullendo en el disco porque esas dificultades que impedían ver a la persona amada todavía lo exacerbaban más. Deseos de amor y de sexo que están en el disco. Por eso el más allá también era atravesar una frontera física».
Hoy, Surfin’ Bichos tienen la lección aprendida, pero hace tres décadas las expectativas les descabalgaron. «Éramos muy jóvenes para ese tipo de vaivenes emocionales. Con el tiempo he vivido situaciones similares de ilusiones muy grandes y circunstancias que impiden que se cumplan. Decepciones, sí, pero que aprendes a gestionarlas. Las aceptas, eres más maduro. pero entonces nos hundió personalmente», cuenta Alfaro sobre el final de la banda, que lo precipitó una gira junto a Nirvana que nunca llegó a producirse aunque hay quien jura que les vio actuar juntos. «Todo se fio a aquella gira que todo se torció y fue descorazonador. Estábamos hasta en los carteles. Nirvana, Teenage Funclub y Surfin. Grandes recintos en Barcelona, Madrid Bilbao. Pero hubo un malentendido entre el promotor de la gira y la compañía que nos tenía a nosotros y a Nirvana (BMG, que agrupaba a RCA y a Geffen) y resulta que no querían más que un telonero. Y nuestro nombre aparecía hasta en las entradas. Hay gente que me jura que me vio tocar y yo he llegado a dudar si no tocamos... A partir de ahí, todo se fue a pique, ya no había recursos para nosotros. Aquello nos generó problemas personales y yo estuve a punto de dejar la música». Pero Surfin’ Bichos han vuelto del más allá.