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¿Qué fue de “Locomotoro”? Aquí nos lo cuenta

Ramalama Music reedita las canciones del mítico programa infantil que acompañaron la infancia de toda una generación durante los años sesenta y setenta
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Ramalama Music reedita las canciones del mítico programa infantil que acompañaron la infancia de toda una generación durante los años sesenta y setenta.
Descubrimos que la boina de «Locomotoro» era roja en las revistas y en los cromos, porque aquella televisión de la «generación del baby boom» en los 60 y 70 era en blanco y negro. «Los Chiripitifláuticos», creados por el argentino Óscar Banegas, aparecieron en 1966 dentro del programa «Antena infantil» y permanecieron hasta 1974.
Valentina, el Capitán Tan, Locomotoro, el Tío Aquiles o los Hermanos Malasombra llenaron de historias, aventuras, canciones y un humor sano e ingenuo, las tardes de los niños de aquella generación. Unas canciones que, remasterizadas, edita ahora el sello Ramalama. «Locomotoro» era un simpático «paletillo» con boina, vestido de maquinista ferroviario, interpretado por un entrañable Paco Cano, que ya pasa de los noventa.
¿La palabra «chiripitifláutico» está en el diccionario?
–(Risas) No, por supuesto, pero esa extraña palabra es lo que ha quedado del programa y lo que caló, que ya solo recuerdan los más mayores.
Ustedes fueron pioneros.
–Sí, había para niños en la radio pero en televisión fuimos los primeros. Después vinieron los payasos de la tele. Ellos y nosotros fue lo mejor que hubo en 30 o 40 años. «Los Chiripitifláuticos» marcaron un antes y un después.
Entonces había poca gente con tele.
–Es cierto, pero se iban a casa del vecino
Usted era actor de zarzuelas y revistas, ¿cómo entró en el programa?
–Haciendo una revista en el teatro Martín, en el patio de butacas estaba Óscar Banegas y cuando me vio dijo: «Este va a ser mi Locomotoro».
Un programa que marcó a una generación.
–Sí, salían del cole, cogían el pan con chocolate, que era lo que se merendaba entonces, y a ver los «Chiripitifláuticos». Muchas mamás nos daban las gracias, decían que gracias a nosotros sus niños tomaban la vitamina.
¿Cuál fue el secreto de su éxito?
–Creo que la visión de Banegas del mundo infantil era muy grande, los personajes tan divertidos, sus nombres que rimaban, como Locomotoro, conductor de todo menos del codo o los hermanos Malasombra con su canción. Estos eran para haber hecho con ellos solos una serie, porque eran una idea fabulosa.
–«Locomotoro» fue uno de los personajes más queridos.
–Quizá su ingenuidad, sus equívocos, que muchos eran cosas personales que yo añadía, gestos y frases que se hicieron populares. «¡Que se mueven los mofletes!», Hola «amigüito», «Buenas tardes, tardes», «e, té, cé». También la forma de repartir hacía mucha gracia, una para ti, dos para mí.
O inclinarse hacia adelante, como luego hizo Michael Jackson. ¿Cómo lo hacía?
–Lo capté en un circo. El tacón de las botas era metálico en forma de uve y en el suelo había dos tuercas atornilladas, yo iba caminando y me enganchaba en ellas. Lo estrené en una comedia llamada «A todo color», basada en cuadros de El Prado. Yo hacía «Los borrachos», de Velázquez y ahí lo incluí.
¿Era un ingenuo o un pícaro?
–Las dos cosas, según el guión, a veces era el más listo y otras el más tonto (risas).
¿Hacer un programa para niños tiene una responsabilidad especial?
–Yo creo que sí, hay ciertos temas que no puedes tocar, hay que hacer las cosas con mucho respeto y cuidar el vocabulario.
¿Ve programas infantiles actuales?
–No, ahora casi todo es grabado y cosas extranjeras, no hay programas en vivo. Hay mucha pelea, mucha violencia.
Tuvieron un libro y ahora se reeditan las canciones, ¿es un reconocimiento?
–Sí, Jorge San Román y Cruz Delgado han hecho una labor maravillosa, inclusive de investigación, porque después de tanto años yo mismo me sorprendo al leer cosas que ni recordaba y ahora este disco. Gracias a ellos «Los Chiripitifláuticos» han vuelto al escaparate para que lo escuchen los nietos de aquellos niños.
Su ausencia fue un mal trago para muchos, ¿por qué lo dejó en pleno éxito?
–Es que llevaba una inmobiliaria a la vez y no daba a basto para atender las dos cosas, para mí era mucho trabajo y lo dejé en 1970.
¿Seguirían hoy teniendo éxito?
–Creo que sí, pero adaptado a los tiempos. Ya no hay la ingenuidad de entonces, ahora a los niños les regalan ordenadores y móviles, los entretienen de otra manera, para que estén quietos le ponen el móvil con dibujos animados. Esto ha cambiado mucho.

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