Ramón Robles y Gonzalo Ferreño: «A los falsos actores se les descubre de cañas»
«Se alquila» es una comedia protagonizada por Ramón Robles y Gonzalo Ferreño que estará todos los viernes de febrero en el Teatro Marquina
«Se alquila» es una comedia protagonizada por Ramón Robles y Gonzalo Ferreño que estará todos los viernes de febrero en el Teatro Marquina.
Anochece en Madrid un frío lunes de enero. En las puertas del Teatro Marquina esperan, entre risas, dos jóvenes de 22 años que desprenden el entusiasmo, la ilusión y las ganas de quienes tienen un sueño por cumplir, un referente al que seguir y toda la vida por delante para alcanzarlo. Hijos de padres actores que en su día también compartieron escenario, Ramón Robles y Gonzalo Ferreño ultiman los ensayos de «Se alquila», una comedia que podrá verse todos los viernes de febrero. En la obra, Ander, un vasco bien vestido, educado, trabajador, maniático y con la cabeza cuadriculada decide alquilar una habitación en su apartamento debido a problemas económicos. Para ello, prepara una entrevista en la que descubrirá lo mejor y lo peor de sí mismo y de Rafa, un madrileño muy peculiar y bohemio, con un carácter completamente opuesto, amante de Malasaña y a quien con frecuencia se le va la olla. Pero nada es lo que parece. Todo cambia.
–¿Las apariencias engañan?
–(Gonzalo) Muchísimo. En esta función el bueno no lo es tanto, el que parece malo acaba siendo bueno... Rafa es hijo de familia pudiente pero no ha querido dedicarse a la empresa familiar y ha decidido buscar su camino. Mi personaje, en cambio, viene de un estrato pobre y quiere aparentar. Hay dos estereotipos muy distintos que chocan durante la función. En el tema del amor, por ejemplo, yo tengo una perspectiva muy diferente a la suya.
–Vamos, que él es el golfo...
–(Gonzalo) El espectador empezará pensando una cosa y después cambiará de opinión. El chuleta y fiestero terminará siendo el romántico. Nadie se espera el final.
–¿Qué le ha llevado a escribir esta obra?
–(Gonzalo) No encontrar trabajo. Pensaba que en cuanto finalizara la carrera empezaría a currar. Pero pasaron dos meses después de estudiar arte dramático y no me llamó nadie. Tenía que sacarme las castañas del fuego y me pasé varios meses escribiendo la función, que luego entre los dos lijamos.
–¿Por qué se alquilarían?
–(Ramón) Por no tener suficiente dinero, irme de mi ciudad natal y buscar un sitio barato donde vivir.
–¿Por quién?
-(Gonzalo) Por el mejor postor. Todos tenemos un precio (risas).
–(Ramón) Yo prefiero alquilarme a venderme, eh.
–¿Con quién les gustaría vivir de alquiler?
–(Gonzalo). Con mi pareja.
–Ya ha quedado bien con ella. Ahora dígame la verdad, anda.
–(Gonzalo) Risas. Con algún actor que viva en un piso lleno de modelos, con mucha vida.
–¿Preparando unas preguntas podemos descubrir lo mejor de nosotros mismos?
–(Ramón). Nos conocemos cuando nos planteamos las respuestas a esas preguntas. Pero es más fácil encontrar lo peor.
–¿Cuánto se parecen sus personajes a ustedes?
–(Ramón) Muchísimo. Yo me siento bastante identificado con Rafa, con su forma de moverse, de hablar y de mirar la vida de esa manera tan despreocupada, que por una parte es un don y por la otra, una maldición. Rafa es un tipo bastante histriónico y salvaje. Un monstruo.
–(Gonzalo) Soy hijo de vasco, me gusta vestir bien, tener modales... Pero en el tema de pareja no tengo nada que ver con mi personaje. Yo soy más romántico, de relaciones duraderas. Ander, en cambio, es un «pichafloja».
–¿Hasta qué punto un personaje influye en una persona?
–(Gonzalo) Hasta el de acabar metiéndose en su piel.
–¿Ustedes actúan en sus vidas reales?
–(Ramón) Soy muy yo en mi día a día. No actúo tanto como me gustaría.
–(Gonzalo) Yo creo que todos actuamos. Sobre todo, cuando necesitamos algo de la otra persona.
–Eso no suena bien.
–(Gonzalo) Pero es la verdad. Y también hay que comer, aunque es mejor ser uno mismo.
–¿Cómo detectar a los falsos actores?
–(Gonzalo) Yéndote de cañas con ellos.
–¿Cuál es la labor del teatro en la sociedad?
–(Gonzalo) Debería de ser cultura, pero es ocio. Y eso supone un gran problema.
–(Ramón) Completamente de acuerdo. Mucha gente va al teatro solo a divertirse con los colegas, no a pensar. Las escenas se tienen que adornar y la vida no tiene tanto adorno. Esto es la vida real elevada a su máximo exponente.
–Ustedes que son tan jóvenes, ¿le ven futuro?
–(Ramón) El teatro tiene mucho futuro, pero no va en la buena dirección. En cambio, hace unos años no escuchaba a ningún joven decir que iba al teatro y ahora sí. Eso me anima.
–(Gonzalo) A la gente no le mola pensar, por eso cada vez hay más comedias. Nuestro objetivo es poner el teatro de moda.
–¿Y para ello?
–(Ramón) Hay que apostar por obras nuevas, por textos originales y crear buen rollo.
-Mucha mierda.