«Rebus me ha ahorrado mucho dinero en terapias»

En 2017, John Rebus cumple 30 años. Ian Rankin ha recuperado a su célebre detective en «Perros salvajes», Premio RBA de novela negra.

Los viejos detectives no se jubilan nunca. Tercos, duros, frustrados, individualistas. Ian Rankin lleva soportando a uno de ellos desde hace tres décadas. «Ha sido una convivencia difícil. Él es obstinado, complejo, anarquista, cosas que yo no soy. Somos como el Doctor Jekyll y Mr. Hyde. Pero me ha sido útil para ver temas sobre el bien y el mal, para analizar los cambios de Escocia y, también, como saco de boxeo para descargar problemas y preocupaciones. Me he ahorrado mucho dinero en terapias gracias a este personaje». El novelista, lejos de apartarse de él, le ha encargado otro caso: «Perros salvajes», una endiablada trama entre bandas de gánsteres que se mueven en Glasgow y Edimburgo. Un caso que reencontrará a viejos amigos y enemigos, y también a sus protagonistas con sus fantasmas. «Es un libro sobre padres e hijos. Tiene que ver con mi vida personal. Mis hijos se han ido de casa mientras escribía y ese contexto afectó a esta novela. Es inevitable hacerte, por eso, algunas preguntas: ¿he sido buen padre? ¿Tenía que haber hecho las cosas de otra manera? Esta polaridad de padres e hijos es inherente a la cultura escocesa, que tiende a crear siempre dos polos: corazón y cabeza, bien y mal». Para el escritor, estas cuestiones que él se hace reflejan, en realidad, parte de los fantasmas que persiguen a su detective: «Rebus ha tenido una vida mala. Su vida personal ha sido terrible y ha perdido amigos por intentar resolver los problemas de los demás, que es en lo que consiste su profesión. Ahora que se ha jubilado es inevitable que tenga dudas y se diga: “¿Han servido para algo estos asesinatos que he resuelto? ¿Estos crímenes solucionados, estos delincuentes que he puesto ante la Ley?”. Son las grandes interrogantes».

Crímenes difíciles de ver

En la nueva entrega de su protagonista, los hampones resultan importantes. Para él, «estas bandas y mafias funcionan como grandes empresas en el sentido en que el dinero que hay en la superficie está limpio, no está manchado de actividades ilegales. Quizá copian la manera de funcionar de las grandes empresas o son éstas las que imitan las maneras de ellos. Cuanto más obvio es un crimen, más difícil es verlo. En una multinacional, si las actividades son claras, es más complicado identificar una persona que cometa delitos. El hecho de que esté limpio hace que sea difícil detectar la ilegalidad», comenta. En un mundo tecnológico y donde las mujeres, por fin, van asumiendo cargos de responsabilidad, Rebus supone la encarnación de un prototipo que comienzan a ser raro en la literatura y el cine. «Es uno de los últimos detectives que representan la masculinidad del viejo héroe, un dinosaurio en ese sentido. Pero él también es consciente de que es un fósil. Uno de los últimos», bromea Rankin. Una sonrisa que perdura poco, apenas unos minutos, los suficientes para hablar del Brexit: «Me parece un desastre total. Es un momento histórico. Los países vuelven a retirarse hacia sí mismos y se hacen insulares. A la vez, aumenta el extremismo político. Marine Le Pen, si gana las elecciones, ha prometido un referéndum para abandonar la UE. Y en otras naciones sucede igual. Si hubiera una crisis bancaria en Alemania, volveríamos a los años 30. Y eso es muy preocupante. Separarse de tus socios comerciales resulta peligroso. Pero estamos en tiempos peligrosos».