Schrader: «Coppola no tenía talento»
Que el festival de Valladolid se subtitule «cine de autor» no significa que excluya a Hollywood. Una de las retrospectivas de esta edición está dedicada a Paul Schrader, que aunque firmó guiones como «Taxi Driver» o «Toro salvaje», aquí comparece para recibir la Espiga de Oro (junto a Jacques Audiard, Concha Velasco y José Sacristán) con una retrospectiva de sus películas como realizador («Hardcore», «Mishima», «American Gigolo»...), incluida la última, «The Canyons», que dejó a la audiencia tan perpleja como lo está su director con la situación actual de la industria: «Todo lo que hemos aprendido en los últimos cien años no vale; durante ese tiempo se hizo cine basado en el capitalismo, lo hacíamos porque nos pagaban. Ahora hay gente dispuesta a hacerlo sin cobrar, como en la pintura o la música. Ya no sabemos ni cómo deben rodarse las películas, ni su distribución, ni cómo financiarlas», comenta. Por eso ha dedicado esfuerzos para hacer una película «post-salas», pensada para el «video on demand». «Teníamos tan poco presupuesto que había que pensar en difundir este filme a través de las redes sociales. Contratar a una actriz como Lindsay Lohan y al actor porno James Deen tenía el objetivo de hacer ruido». Y vaya si lo ha logrado, a pesar de que no pudiera ensayar mucho con la polémica actriz, «porque es de las que se agota cuando le pides que afloren las emociones». El próximo mes de enero volverá a una producción más convencional: un «thriller» protagonizado por Nicolas Cage.
La época vivida
Pese al desconcierto que le genera el futuro, este hombre, con apariencia de bonachón pero con discurso de revolucionario tampoco es, de recrearse en el pasado. No idealiza la generación a la que pertenece (Coppola, Scorsese): «Quizá hemos sido de las más importantes, pero no por nuestro talento, sino porque la época nos demandó que lo tuviéramos –la revolución sexual, los derechos civiles, los avances de los homosexuales–. La sociedad nos pidió a los artistas nuevos temas y personajes y cuando eso ocurre, hay un gran florecimiento, como le sucedió a la España después de Franco». Asegura que mantiene contacto con Scorsese. «Hace poco estuve en su cumpleaños, que estaba lleno de gente», aunque ya no colaboren juntos, asegura, socarrón: «Fui muy afortunado en hacer esas pelis con Marty y también en hacer otras sin él». ¿Y si tuviera que escribir hoy «Taxi Driver»? «No sería un cambio a mejor. El protagonista era un personaje solitario que ahora encontraría cientos de amigos gracias a internet y además le ficharían los yihaidistas». En fin, pura historia del cine que se resiste a ser sólo un nombre en la enciclopedia.