«Si aplicáramos la Ley del Talión retrocederíamos siglos»
Santiago Díaz presenta «Talión», una novela donde su protagonista decide ajustar cuentas con los peores asesinos
Santiago Díaz presenta «Talión», una novela donde su protagonista decide ajustar cuentas con los peores asesinos
Para empezar a matar hay que comenzar a morir. Santiago Díaz se ha sacado de la chistera una protagonista de mimbres incómodos, de carácter hirsuto y ética poco convencional, que decide ajustar cuentas con los peores delincuentes de la sociedad. El escritor ha situado a su personaje, femenino y reportera de profesión, en la claroscura geografía del thriller y el asesinato. Con «Talión» (Planeta), el autor entra en las aguas revueltas de la venganza y del ojo por ojo y diente por diente. Es «una navaja de letras», comentó la periodista Sonsoles Ónega en la presentación, quien ha «amadrinado» este título porque «un libro es un hijo». Santiago Díaz, guionista, ha saltado de la realidad a la ficción con Marta Aguilera, una mujer sin ataduras ni lazos afectivos y que de un día para otro conoce que está enferma y solo le quedan unos meses de vida. Decide, entonces, emplear bien el tiempo que le queda y hacer del mundo un lugar mejor, que es una vieja utopía política, pero tomando un atajo: matando a los asesinos que ensucian la vida y convierten la sociedad en un sitio peligroso y no de convivencia. «Si aplicáramos la Ley del Talión, retrocederíamos muchos siglos», afirmó Santiago Díaz. Con ese preámbulo dicho, y aclarado, el escritor, que debuta en la literatura con esta trama, explicó que la ficción le permite a uno alejarse de la realidad, y crear suposiciones, coordenadas en las que situar al lector en tesituras incomodas. «¿A quién no le gustaría que los malos pagaran por sus delitos?». Con esta premisa, el novelista ha tenido un argumento que persigue sacar a los lectores de su espacio de comodidad y obligarle a meterse en la narración, cuestionarse hasta qué punto son correctas las decisiones que toma la protagonista, si es legítimo matar a alguien, aunque sea un criminal.