Tavares: «Hoy, un héroe sólo es un hombre que sale de su casa»
Saramago dijo del portugués que escribía tan bien que daban «ganas de pegarle»
«No vamos a hablar de Hermes, el tres veces Grande, / ni del modo en que se transforma en oro / lo que no tiene valor, / recurriendo sólo a la paciencia, / las creencias y los relatos falsos. / Vamos a hablar de Bloom / y de su viaje a la India». Gonçalo M. Tavares ha trazado una novela honda, reflexiva, encuadernada con los viejos ecos de las epopeyas clásicas. Una obra arriesgada y hermosa, trabajada en versos y dividida en cantos, que narra la aventura de un héroe moderno, de un hombre del siglo XXI, un hombre que puede ser cualquiera. «En nuestra época, un héroe sólo es alguien que sale de su casa. En Grecia, se de-senvolvía entre las circunstancias que desencadenaban los dioses. Pero como hoy hemos borrado a Dios de nuestras vidas, lo que nos queda es un individuo frente a los caprichos del azar. En la modernidad, un héroe es cualquiera. En Ucrania los vemos a diario. Personas que se despiden de su familias para luchar en Kiev, gente que decide convertirse en héroes».
Modernidad y tradición
Tavares, uno de los autores portugueses más importantes, ha hilvanado esta historia con estambres procedentes de la tradición oral recurriendo a la repetición, que tanto apela a la memoria, y a la rima (adaptada a las necesidades de una obra contemporánea), que tan fácilmente se adhiere a la lengua. Un juego de espejos que viene a confirmar que la modernidad emerge de la tradición, y que, a veces, la modernidad y la tradición únicamente son reflejos distantes de un mismo astro. La obra es abundante en referencias literarias (el nombre de Bloom trae al lector el personaje mítico de James Joyce –que, a su vez, reinventa el personaje homérico–) y en antiguos diálogos hoy casi olvidados, como el de Oriente y Occidente, que ya abordó Hermann Hesse. «Pretendía combatir la idea de una India espiritual y una Europa racionalista, porque la India padece situaciones extremas. Las personas que sufren carestías de ese tipo se refugian en la religiosidad, pero es por la escasez de condiciones para vivir. Una persona que pasa hambre no decide libremente. Oriente, por eso, es más espiritual. Por lo que yo siento verdadero respeto es por las creencias religiosas de personas sin necesidades vitales, porque ellas sí son libres. Lo interesante es que ahora la India y China aspiran a lograr las comodidades materiales de Occidente y Occidente busca el lado más espiritual de esos países».
Bloom, el personaje de esta «Odisea» contemporánea, el asesino que huye de Lisboa con los pasos atados a la sombra de su crimen y emprende una viaje exterior que acaba convirtiéndose en una experiencia interior, recorre Londres, París, Viena, Praga. Unas etapas donde asoma el retrato de una Europa que, para el escritor, ha palidecido ante al crisis. «Las personas son idénticas, tienen sus propios rasgos de maldad y violencia. Pero la gran diferencia entre ellos son las leyes que los gobiernan, algo que les cambia. Ahora, Europa ha perdido con la crisis. Antes tenía espacio para unas leyes más humanas, pero eso ha cambiado. Lo malo es que de las crisis se sale, pero es difícil recuperar las leyes que se han dejado atrás».
Ulises vuelve a salir de viaje
La modernidad ha cambiado el sentido y el significado del viaje. Si la «Odisea» nos contaba las desventuras que padecía Ulises durante su travesía de vuelta a casa, hoy, lo que importa es lo que sucede en el punto de llegada. «Ahora –comenta Tavares–, con los aviones y con los trenes, el trayecto ha desaparecido. Ya no resulta fundamental lo que ocurre entre los dos puntos. Las personas que protagonizan los viajes se concentran en lo que les sucede en el punto desde el que parten y lo que viven en el lugar al que llegan. Por eso, Bloom, en mi libro traza un recorrido semejante a lo que existía con anterioridad, quiere aprender antes de llegar a su destino».