«Fuente Ovejuna»: todos los jueves a una
Nace La Joven Compañía, formada por actores de entre 18 y 22 años. Siguiendo la tradición inglesa amateur
En un país con una tasa de paro juvenil de alrededor del 50%, el acceso al mundo laboral puede ser una odisea. El teatro no es una excepción, al revés, puede ser casi más complejo dar los primeros pasos que en otros terrenos. La solución la ha encontrado un grupo de jóvenes estudiantes de teatro guiados por profesionales que tienen ya su sitio en la profesión más allá del Canal de la Mancha. Hace ya décadas que en Inglaterra comenzaron a ensayarse con éxito fórmulas de compañías jóvenes, un punto intermedio entre el teatro amateur, pero ya cercanas a la calidad que puede ofrecer una propuesta comercial. Como la Lyric Young Company del Lyric Hammersmith de Londres, formada por chicos de entre 11 y 21 años. Siguiendo esa estela, acaba de nacer en Madrid La Joven Compañía, que da cabida a una quincena de actores y a otros tantos técnicos y profesionales diversos con dos denominadores comunes: todos tienen entre 18 y 22 años y todos estudian teatro en alguna de las diferentes escuelas que hay en España. Dentro de eso, todos los trabajos importan: actuación, escenografía, comunicación, figurinismo, música... Incluso el utillaje y atrezo: recoger tras las funciones es necesario. En todos los casos hay un profesional que los tutela, explica David R. Peralto, educador y entusiasta del teatro, que está en la génesis del proyecto. «Venimos haciendo ejercicios teatrales con el objetivo de impactar a los más jóvenes, a los chavales de instituto, desde primero de ESO: nos preocupan los chicos de entre 12 y 17 años, una horquilla en la que los estudiantes están muy abandonados en la cultura en general y en artes escénicas en particular». Y lamenta que, «a esa edad, ya no hay nada. Abandonamos la exposición del niño a la cultura en edad clave y eso es lo que intentamos solucionar». Antes de lanzarse a este proyecto, realizaron «experimentos», como fomentar la creación de compañías en institutos de enseñanza media o dar forma a otras amateur en circuitos profesionales. Pero siempre faltaba algo: «Para mí, hay algo fundamental que no te enseñan en las escuelas nunca y es el escenario. Es difícil, pero es donde al final se aprende el teatro», deja claro Arellano.
Su puesta de largo, esta semana en la sala teatral del Centro Conde Duque, es «Fuente Ovejuna», un montaje vivo, dinámico y arriesgado en el que han contado con la dirección de José Luis Arellano, que ha dirigido ya en el Centro Dramático Nacional –«La piel en llamas», un texto de Guillem Clua– y que ha sido ayudante de dirección de Gerardo Vera en unos cuantos montajes. El propio Vera es socio de honor, una suerte de padrino, de la «Joven», junto con Josep Maria Mestres, Ariadna Gil y Teresa Lozano, y Peralto firma la dirección artística. El proyecto tiene una doble dimensión, escénica y pedagógica, lo que se traduce en funciones matinales concertadas con colegios, aunque habrá también funciones por la tarde abiertas al público. Cuenta Arellano que La Joven Compañía nace como «una plataforma con gente de la docencia y del mundo de las artes escénicas: todos tenemos en común la preocupación por la desafección que hay entre los jóvenes y la cultura y creemos que esta herramienta puede dar el mismo resultado que en los países anglosajones». El director está también involucrado en el aspecto docente, como director de la Escuela de Teatro de Parla. No es casualidad que unos cuantos de los actores –no todos– provengan de este centro. Es un proyecto abierto a cualquier joven interesado. Lógicamente, previa prueba, pues no pueden dar cabida a todo el mundo. Por eso, aclaran, el primer paso es siempre un taller, nunca un casting.
«Imperfecta, pero verdadera»
En cuanto a los resultados, esta «Fuente Ovejuna», con versión de Mar Zubieta y Francisco Rojas, profesionales vinculados a la Compañía Nacional de Teatro Clásico, comprime el texto de Lope para llevarlo a una hora aproximadamente. Abrigos de cuero, guitarras en directo –actúa Alberto Granados–, proyecciones y atrevimiento dan forma a un clásico con vocación de modernidad. «Para ellos es muchos más facil entender determinadas pulsiones desde lo contemporáneo que desde lo clásico», asegura Arellano sobre el reparto, encabezado por Víctor de la Fuente (el Comendador), Álvaro Quintana (Flores), Álex Chamorro (Ortuño), Álex Villazán (el maestre), Ana Cañas (Laurecia), María Romero (Pascuala), Raúl Pulido (Frondoso), Enrique Cervantes (Mengo) y Álex Chamorro (Barrildo), pero la compañía se amplía hasta otros once actores. «Es un material más imperfecto teatralmente pero más verdadero», explica Arellano. «Al principio estábamos cagados con el verso, pero poco a poco le hemos cogido el gustillo», resume Ana Cañas con desparpajo.
Espaguetis «con o sin tomate»
«Nos parece muy interesante poder acercar el teatro a la gente joven, a chicos que lo ven como algo aburridísimo, algo que les pilla muy lejos y no les interesa», explicaba a su aún más joven público Raúl Pulido en el debate posterior a una de las funciones escolares. Resulta refrescante, y una lección para cualquier periodista, escuchar las preguntas que les surgen a los chavales frente a las que uno habría planteado. Por ejemplo: "¿No os da corte salir en ropa interior en escena?". O, más genuina –y tiene su aquel–, la que un escolar le planteó al actor que da vida al Rey, Fernando el Católico, que aparece siempre comiendo en la propuesta del director: "¿Por qué los espaguetis de la primera escena no llevan tomate y los de la segunda sí?". La respuesta tiene que ver con la sangre. Ya saben lo que nos enseñan y a veces olvidamos: no hay preguntas tontas; de serlo, lo son las respuestas».
El detalle
NO SÓLO CLÁSICOS
Entre los proyectos de la Joven Compañía están una lectura dramatizada de «Plastilina», de Marta Butxaca, y la representación de cuatro piezas breves. En 2014 estrenarán «Invasión», un nuevo texto de Guillem Clua, y «Superhéroes», de José Manuel Mora. «Haremos dramaturgia contemporánea española: me interesa que, igual que los chavales se sientan a ver una película española, también puedan acudir a una nueva obra de teatro de un autor español», cuenta Arellano.