Teatro del Barrio

La Guerra Civil que no termina ni con la muerte de Franco

Alfonso Torregrosa se mete en la piel de el mesero que dibujó Max Aub en "La verdadera historia de la muerte de Francisco Franco"

Alfonso Torregrosa protagoniza el monólogo dirigido por Laura Ortega en el Teatro del Barrio
Alfonso Torregrosa protagoniza el monólogo dirigido por Laura Ortega en el Teatro del BarrioLaura Ortega

Ignacio Jurado Martínez es un mesero de México D.F., un camarero del Café Español, un hombre hecho a sí mismo. Sin estudios, pero con una cultura compuesta por todo lo que oye entre pedidos. De cada parroquiano coge una cosa: «Mi alimento es el chisme», dice. Es el absoluto protagonista de «La verdadera historia de la muerte de Francisco Franco», de Max Aub, que protagoniza Alfonso Torregrosa, encargado de recorrer la peripecia vital de Ignacio en una función adaptada por José Ramón Fernández y dirigida por Laura Ortega en el Teatro del Barrio.

Todo es maravillosamente normal en la vida de este señor «hasta que llega el aciago día» –cuenta el intérprete– a mediados de 1939, cuando la cafetería es «invadida» por los republicanos que han perdido su patria. De golpe, «todo su mundo se violenta por la manera de ser de los españoles, muy lejos de la suya. Los comentarios, las discusiones, todo lo que gira en torno a la guerra, lo que hizo uno o lo que no hizo...».

Y «¡vaya si cambió!», clama el personaje: «Del cielo al infierno. Antes nadie levantaba la voz, ahora todo son gritos. Siempre en altavoz. “Joder”, “hostia”, “puta”, “maricón”...». El mosqueo al ver su paz perturbada por hordas de gentes que no tienen en cuenta lo que les rodea contrasta con la felicidad de su patrón, embriagado por la llegada de nuevos y voraces consumidores. Ignacio se quema por dentro. «Los españoles gritones y discutidores son para mí un ejército de ocupación (...) Necesito conversaciones, no alboroto. Con el alboroto no entiendo nada», continúa Aub en una reivindicación del diálogo y la calma: «Este montaje es un pequeño homenaje a la charla, a escuchar, a tomar un café sin prisa –defiende el actor–. Uno de nuestros mayores problemas, antes y ahora, es que vamos con una idea y es imposible que nos cambien una coma del pensamiento, y viceversa».

Lo que podía parecer que con el tiempo se apaciguaría no es tal. Pasan las semanas, los meses, los años, y los republicanos se van convenciendo de que ese será el año en el que Franco caiga, «pero no», anticipa Torregrosa. Así que el mesero, «ya con una úlcera de caballo y obsesionado», decide pedirse tres meses en el trabajo para «intentar solucionar el problema»... Y es hasta ahí donde el autor hace un boceto realista de esa sangre caliente llegada de la península tras la victoria franquista en la Guerra Civil, pero el pulso del relato cambia a partir de ese momento, «cuando el Aub empieza a fantasear la ucronía de si este hombre hubiera cumplido su promesa: matar a Franco». Un atentado sin tintes partidistas, solo la búsqueda de la propia tranquilidad personal.

No es excesivamente afable el cuento con sus compatriotas, a los que nos muestra descuidados y gritones; un ejército que no tiene en cuenta nada más que el ombligo propio. Incluso con crítica a la época de la colonización: «En un momento concreto dice que los españoles ricos que residen en México y tienen haciendas se comportan como si acabaran de matar a Moctezuma», apunta el actor.

Aunque, como reconoce Torregrosa, quien también cuenta con un aire muy cañí es el propio mesero, una suerte de quijote «que se enfrenta a una realidad que no la comprende». Ignacio Jurado Martínez tiene un halo gigante de perdedor: lo que entendió como la solución a sus problemas cae en la inutilidad «porque no es fácil cambiar a los españoles ni terminando con Franco», sostiene. Se topa el personaje con la piedra de Sísifo en mitad de una radiografía de la época (que nos trae hasta hoy) en la que la retranca de Max Aub saca las vergüenzas de las obsesiones nacionales.

  • Dónde: Teatro del Barrio, Madrid. Cuándo: hasta el domingo. Cuánto: 15 euros.