¿Qué es ser judío?
Jean-Claude Grumberg, uno de los dramaturgos franceses vivos más importantes, cruza, por primera vez en castellano, los Pirineos con «Serlo o no» de la mano de Josep Maria Flotats, que lo dirigirá y protagonizará en el Español
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Jean-Claude Grumberg, uno de los dramaturgos franceses vivos más importantes, cruza, por primera vez en castellano, los Pirineos con «Serlo o no» de la mano de Josep Maria Flotats, que lo dirigirá y protagonizará en el Español
¿Qué pasa si encuentra en internet –«la voz de Dios», para Flotats–que su vecino es judío? Arnau Puig no se lo piensa dos veces e, impulsado por la curiosidad de su mujer y por lo que dicen en la televisión, sale a la escalera a encontrarse con el susodicho e interrogarle al borde del absurdo: «¿Es usted judío?». Josep Maria Flotats no titubea: «Sí, claro». Y comienza el careo. Un diálogo en el que las sandeces de uno van siendo reconducidas hasta crear una charla en la que Puig representa el fantasma del desconocimiento y los prejuicios. «Tú eres francés y católico, yo soy francés y judío», explican. Un tema que da comienzo con una pregunta sencilla, aunque de difícil contestación, que da para hora y veinte minutos de conversación. Cuestiones que se van encadenando de forma infinita para llegar al fondo del asunto: «¡Ah, lo que su esposa quiere saber es cómo se contagia! Pues es de nacimiento, si tus padres son judíos tú tienes muchas posibilidades de serlo». Dos personajes, sin nombre y con horizontes antagónicos, que llevan al espectador a preguntarse sobre asuntos claves de la condición humana: el compromiso ético, social y moral con uno mismo y los demás, con la lengua, la historia, el derecho a la diferencia, respeto al otro... La búsqueda de la libertad individual ante todo. «Son dos universos opuestos, uno es muy leído y viajado y el otro no», presentan.
- Difícil intercambio
Es la trama de «Serlo o no, para acabar con la cuestión judía», el primer título que llega a España de Jean-Claude Grumberg –no deja de ser curioso, por no decir triste, que el único dramaturgo francés vivo que se estudia en el Bachillerato galo, lo que dice mucho a su favor, no haya logrado pasar los Pirineos con ninguna de sus más de treinta obras hasta ahora. Esta vez en castellano, pues ya la interpretaron en catalán el pasado año en el Lliure–. Lo hace de la mano del que se considera su «amigo y admirador», Josep Maria Flotats –director y actor del montaje– y pese a las reticencias iniciales: «No sé si es la mejor obra para darme a conocer en España –comentaba el francés–. En una primera lectura no muy profunda se podría entender como un texto ligero. Aunque si algo he aprendido con los años, y considero sagrado, es que si un director viene con entusiasmo y apuesta por ello hay que dejarle hacer». Y así ocurrió. Flotats lo define como el «autor dramático más cómico de su generación». Una postura que no está reñida con la reflexión. Grumberg «siempre deja algo de peso en sus obras», apunta. Continuos son los guiños al Holocausto, como fatal herencia recibida por la desaparición de varios familiares en el campo de exterminio de Auschwitz. Pero siempre con la risa de por medio. «Al igual que existe un humor judío-neoyorquino, aquí existe uno judío-parisino», crítico hasta con uno mismo y con Jerusalén y la barbarie nazi muy presente.
Mundo, el judío, del que, según Flotats, España vive alejada: «Aquí es un tema casi ignorado y no está al día. Tendríamos que remontarnos a los Reyes Católicos para que fuera actual. En Francia sí que lo está, desgraciadamente por temas muy recientes». Y es que «Serlo o no» se estrenó en París poco después de los atentados en la sala Bataclan Hecho que obligó a Grumberg a añadir la parte inicial del título en un guiño a Hamlet. «Para suavizarlo», explica el director.
Aquí, es un diálogo el encargado de poner sobre las tablas de la Principal del Español el tema de la identidad colectiva y personal, junto al de la tolerancia. Dos recursos permanentes en la obra de Grumberg para sacar a la luz la memoria histórica que manosee el absurdo del presente. «Teatro político, no panfletario. Es comprometido y, al mismo tiempo, podríamos decir que es pedagógico. Primo lejano de lo absurdo», para Flotats.
Aprovechando su procedencia, Barcelona, y la cuestión de identidad, el director elude meterse en temas farragosos por no «dar un titular que tape la obra», que al fin y al cabo es lo importante en este punto. «No tengo que reflexionar sobre mi identidad. Nací en Cataluña y soy catalán. Sería un imbécil si me pusiera a hacerlo a mi edad». Aun así, Flotats es un enamorado de Francia: «París es mi ciudad». Allí ha pasado más de veinte años y de ello bebe: «El teatro francés me ha formado, lo he mamado y es el que mejor entiendo», apunta.
Para acercar al espectador a los escenarios y los textos que tan bien conoce, Flotats se ha permitido el lujo –con la complicidad de su autor: «Tu obra es mejor que la mía», le dijo cuando le presentó el trabajo– de ampliar el original con un epílogo de casi veinte minutos. Un acercamiento al imaginario de Grumberg, desconocido hasta ahora por el público peninsular, a modo de memorias –procedente de una lectura de hora y media que realizó tiempo atrás en Perelada–. En él, su personaje hace balance entre dos estilos en los que reconocer al dramaturgo parisino: la comedia reflexiva y el teatro más cerca de lo absurdo. «Hay más de Grumberg de lo que da la obra», explica.
Solidaridad
El desgobierno del Español es tal desde la salida del último inquilino del despacho de dirección, Juan Carlos Pérez de la Fuente, que se ha tenido que adelantar el estreno de «Serlo o no», programada para diciembre en un inicio. La última pincelada del dramaturgo. «Gracias a él estoy aquí –dice Flotats–. Como director defenestrado que soy me solidarizo. No se puede despedir así como así a la gente sin un motivo, pero así es la política, si hubiera sido fútbol seguro que no hubieran tocado nada».
- Dónde: Teatro Español (Sala Principal). Madrid.
- Cuándo: del 28 de septiembre al 13 de noviembre.
- Cuánto: de 5 a 22 €.