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Tomás Padilla: "En España hay un exceso absoluto de musicales"

Productor y director de Theatre Properties

Foto: David Jar
Foto: David Jarlarazon

Hace 19 años que se estrenó en el mundo del teatro musical y ahora prepara las giras de «Annie» y «Kekyll y Hyde».

Aburrido de vender pisos, dejó la España del «ladrillazo» para subirse a la del «teatrazo». Y, desde entonces, ha producido 13 musicales de gran formato. Tomás Padilla ha sido abogado, empresario y productor inmobiliario. Hace 19 años se adentró en el mundo del teatro musical tras prestar dinero a un amigo. Y ahí continúa, para «vivir la vida viviéndola». El director de Theatre Properties asegura que actualmente, en España, «hay un exceso absoluto de musicales». Una sobreabundancia por la que sus dos últimos espectáculos, «Annie» y «Jekyll y Hyde», todavía no han empezado a rodar. Lo harán a partir de septiembre en una gira que los llevará por toda España.

–¿Qué ingredientes debe tener un musical?

–El canto, el baile y la interpretación, dentro de la cual están el sentimiento y el personaje para diferenciar a cada uno de ellos.

–¿Pero cuáles son las claves para que tenga éxito?

–¡Quien las tenga que nos avise! No existe ningún secreto, aunque para triunfar es fundamental un buen libreto, una buena música, una buena producción, una buena escenografía y una buena dirección.

–¿No cree usted que en nuestro país hay un boom de musicales?

–Hay un exceso absoluto. Tanto «Jekyll y Hyde» como «Annie» todavía no han empezado porque para 2018-2019 había una barbaridad de musicales. Y no tiene sentido ser uno más. En Londres o Nueva York pueden coincidir 10, pero en Madrid no hay público para tantos. Nuestro nivel se está igualando al de los más punteros, aunque lamentablemente la mayoría de los productores que se dicen ser grandes compran los «shows», no inventan, los traen hechos y masticados.

–¿Pueden las imágenes sonar más que los sonidos?

–Sí. En los musicales, la iluminación es tan importante o más que la música.

–¿Qué tienen que transmitir?

–Sentimiento, pasión, diversión, esperanza, optimismo...

–¿El de los musicales es un mundo en sí mismo?

–Dentro de un musical hay distintos musicales y cada uno de ellos compone un mundo en sí mismo.

–¿Y cómo marcar la diferencia?

–Con la interpretación y, sobre todo, con la iluminación.

–¿Cuál es la mirada de un productor?

–La de un optimista, porque si no es así y no se es un poco loco no se sería productor de musicales. Yo, como además soy director, me fijo en todo.

–¿Desde que se levanta hasta que se acuesta?

–E incluso durmiendo.

–Explíquemelo.

–Hay que cuadrar el presupuesto, pensar si se hace o no, analizar las taquillas, los gastos...

–Eso le quitará muchas horas de sueño...

–Ya no, pero cuando empecé... Intento disfrutar de mi negocio y de mi trabajo. Cuando la producción no va demasiado bien, lo hago más como director. Y si va muy bien como producción, pues como productor. Sea como fuere, prefiero dirigir. El productor compra el «show». Invierte y arriesga su dinero. El director, en cambio, cobra por dirigir y encima hace algo que le apasiona.

–¿Y quién dirige a los directores?

–En este contexto, nadie. Pero al director puede dirigirlo el productor.

–¿Y quién produce a los productores?

–Empresas, inversores... Aunque en mi caso, el único que controla al productor es el propio productor; no hay nadie más.

–¿Cómo es eso de controlarse a uno mismo?

–Difícil (risas).

–Abogado, empresario, productor inmobiliario... para terminar en el mundo del teatro.

–Entré prestando dinero a un amigo. Me siguió pidiendo y quería saber dónde iba mi dinero. Analizándolo, empecé en la producción. Mi anterior etapa me ha servido para lograr un equilibrio entre los costes de producción y las exigencias de dirección. En eso reside la clave del éxito.

–¿Aquí hay dinero?

–Para ganar dinero hay que producir 10 musicales. Con 9 pierdes y con 1 ganas.

–Prefiere la España del «teatrazo» a la del «ladrillazo».

–Eso es, me atrae mucho más (risas). Quiero vivir la vida viviéndola. Y haciendo este trabajo, la vivo como quiero y encima puedo llevar comida a casa.

–Hablando de vida, ¿qué es lo más importante que le ha enseñado?

–Que muchos se acercan por interés. Y que, por desgracia, hay muy poca gente noble, fiel y agradecida.