Pamplona
Así ha sido el esperado quinto encierro de Jandilla: fotos, tiempos y parte médico
2 minutos y 19 segundos de carrera en esta trepidante carrera
Este 11 de julio de 2025, Jandilla ha vuelto a dejar su firma en Pamplona, y lo ha hecho con un encierro tan esperado como temido. Es su vigésimo cuarta aparición en San Fermín, y una vez más ha confirmado por qué su nombre despierta respeto entre corredores veteranos y emoción en los tendidos. La divisa extremeña ha traído toros bien presentados, serios, con capas variadas y un comportamiento que ha oscilado entre la nobleza y la amenaza constante. Puro Jandilla. Puro San Fermín.
Una carrera que ha durado dos minutos y 19 segundos de emoción en la que dos toros han tomado la iniciativa y han permitido carreras cortas, pero explosivas. Todo ha ocurrido muy rápido y era muy difícil meterse entre los toros con tantísimas gente. Encierro limpio y emocionante que no ha dejado heridos por asta de toro y sí cuatro traslados de diversas consideración.
Un encierro con tensión y bravura
Desde que se han abierto los corrales, los toros han demostrado que no estaban en Pamplona de paso. Con fuerza y codicia, la manada se ha estirado pronto, generando momentos de gran peligro en diferentes tramos del recorrido. El pelotón de corredores ha respondido con entrega, pero ha habido carreras al límite. No ha sido un encierro limpio, pero sí vibrante, de esos que se graban en la piel de quienes lo corren y lo ven. Un encierro con el sello inequívoco de Jandilla.
La historia reciente lo anticipaba: los Jandilla no perdonan distracciones. La media histórica de la ganadería ronda los dos heridos por asta por encierro, y su leyenda está marcada por capítulos de sangre y riesgo. El recuerdo de Daniel Jimeno —corneado mortalmente en 2009— sigue presente cada vez que los toros de esta casa pisan las calles. Hoy, como entonces, el encierro ha sido una frontera entre la emoción y el abismo.
Parte médico
Las fuentes sanitarias informan de cuatro traslados al Hospital Universitario y uno al Centro San Martín, todos por contusiones de diferente consideración.
La ganadería, entre la herencia y el pulso del presente
Jandilla, hoy en manos de Borja Domecq Noguera, pisa fuerte en 2025. Desde su asentamiento en tierras extremeñas, entre las fincas de “Don Tello” y “Los Quintos” (Mérida), la ganadería ha reforzado su prestigio. No es casualidad que este mismo año haya recibido el Premio San Isidro a la ganadería más completa del ciclo madrileño, un reconocimiento que confirma el momento de solidez y regularidad por el que atraviesa.
Fundada sobre las raíces del encaste Juan Pedro Domecq, Jandilla ha sabido mantener una personalidad propia: toros de imponente presencia, de bravura viva, capaces de galopar con entrega y embestir con una chispa imprevisible. Y eso se ha notado en las calles de Pamplona esta mañana.
Los toros
Los toros embarcados para esta cita han sido una muestra del momento ganadero de Jandilla: peso medio de 554 kilos, hechuras equilibradas, y una variedad de capas inusual, que ha añadido color y expectación a la carrera.
Estos han sido los protagonistas:
Espía (nº 6), negro mulato, 565 kg
Gorrero (nº 7), colorado bragado, 550 kg
Vinaza (nº 12), colorado, 595 kg
Viperino (nº 63), negro mulato, 535 kg
Sibarita (nº 87), castaño, 550 kg
Histórico (nº 108), negro mulato, 555 kg (el único cinqueño del lote)
La tarde, un nuevo desafío
Y si por la mañana ha rugido el asfalto, por la tarde ruge la arena. Los toros de Jandilla están anunciados en una corrida de máxima expectación, frente a un cartel que conjuga clasicismo, potencia y sutileza.
Juan Ortega, inspiración pura en busca de sitio.
Andrés Roca Rey, ídolo del toreo actual, con el pulso de las grandes tardes.
Pablo Aguado, que quiere volver a ser ese torero del temple que conquistó Sevilla y Madrid.
Será otra cita de alto voltaje con toros que no admiten dudas. Porque Jandilla no regala nada. Ni en las calles, ni en la plaza.
El encierro de Jandilla ha sido, una vez más, fiel a su leyenda. Ha dejado carreras de verdad, sustos serios y emoción de la que corta el aliento. Y Pamplona, que sabe reconocer la autenticidad, ya lo guarda entre sus momentos memorables de este San Fermín.