Pamplona

Encierro de San Fermín 2025 del 12 de julio: los esperadísimos toros de José Escolar (horario y dónde ver en directo)

Los temidos e imprevisibles toros de José Escolar serán los protagonistas de mañana

Los toros de José Escolar en los corrales del Gas
Los toros de José Escolar en los corrales del GasFeria del Toro

Hay nombres que, cuando se pronuncian en Pamplona, provocan un silencio nervioso entre mozos veteranos y turistas insomnes. José Escolar es uno de ellos. Este sábado 12 de julio, con el sol aún desperezándose, los toros de esta ganadería abulense volverán a surcar las calles de Santo Domingo, Mercaderes y Estafeta como una amenaza antigua: tan noble como temida. Será su novena participación en San Fermín, justo cuando se cumplen diez años desde aquel inolvidable debut en 2015, que ya forma parte de la mitología moderna de los encierros.

Desde su llegada a la capital navarra, los “escolares” se han ganado una reputación que no admite matices: bravos, encastados, poderosos… y en ocasiones, incontrolables. No son reses para ingenuos. Tampoco para corredores indecisos. Si algo define a este hierro es su pureza genética, una de las dos únicas ganaderías que conservan la sangre intacta del legendario Victorino Martín Andrés, vía Leopoldo Picazo, íntimo del criador de Galapagar. Tras la muerte de Picazo, la ganadería pasó a manos de Escolar Gil, que la ha mantenido fiel a sus raíces, pastando en la finca Monte Valdetiétar, en Lanzahíta (Ávila), como si el tiempo no pudiera corromper la casta.

El toro de Albaserrada, con nombre y apellidos

Cárdenos en su mayoría —grises que se funden con el alba—, los toros de José Escolar tienen un porte singular: bajos, serios, astifinos y musculados. No destacan por su volumen, pero su trapío impone respeto. Su comportamiento en el ruedo es el de un toro difícil, exigente, que embiste con humillación cuando se le torea de verdad y que no perdona ni una duda. En el encierro, son astados de reacciones imprevisibles, tan bien pastoreados como capaces de sembrar el caos si se rompe la manada.

Y Pamplona lo sabe. Sabe que este sábado no es un día cualquiera. Es el día con mayor afluencia del encierro y, estadísticamente, el más peligroso: en lo que va de siglo, los sábados han dejado 33 corredores corneados. Aun así, los de Escolar parecen haber domado sus propios demonios: llevan dos años sin herir con el asta, y si este 2025 vuelven a firmar una carrera limpia, será la mejor racha de su historia en San Fermín.

De los encierros “locos” a la madurez brava

El historial de Escolar en Pamplona es un relato que va del sobresalto al sosiego. Entre 2015 y 2017 protagonizaron tres encierros caóticos, con astados descolgados, toros que se daban la vuelta al salir del corral, carreras partidas y hasta un ejemplar que jamás pisó la calle y hubo que llevar en camión a la plaza. En total, dejaron ocho mozos corneados en solo tres años. Desde entonces, ha habido un giro de guion: cinco encierros más, dos sin cornadas y tiempos que cada vez se acercan más al umbral de los dos minutos. El año pasado marcaron 2’13”, igualando su mejor marca.

Pero con José Escolar nunca se puede hablar de rutina. Basta un solo toro, un pequeño desajuste, una chispa en Santo Domingo, para que todo se convierta en un infierno. El encaste Albaserrada no negocia. Se impone.

El cartel de la tarde: una despedida, una fidelidad y una esperanza

Tras la carrera matinal, la plaza acogerá una corrida con nombre propio. En el cartel, tres toreros curtidos en la dureza del encaste: Rafael Rubio "Rafaelillo", murciano de valor seco; Fernando Robleño, madrileño en su última temporada en activo y figura silenciosa frente a los hierros más temidos; y Juan de Castilla, colombiano que vuelve a cruzarse con estos toros por segundo año consecutivo. También lo hace Rafaelillo. Ambos conocen el terreno que pisan. Robleño, por su parte, buscará en Pamplona una tarde de dignidad antes del adiós.

El sábado, con los escolares

Sábado. Día grande. Día peligroso. Y día de toros de José Escolar. No hay mejor combinación para poner a prueba la liturgia del encierro. El cárdeno vuelve a teñir la madrugada navarra. Quienes corran, lo harán con la historia pisándoles los talones.