Tutankamón da el do de pecho: el faraón ya tiene ópera
Dice Zahi Hawas que del estreno de la «Aida» de Verdi hace demasiado tiempo, 148 años, y que ya va siendo hora de otra ópera con temática tan piramidal como aquélla
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Dice Zahi Hawas, a quien rebautizamos periodísticamente hace unos años, cuando era ministro de Antigüedades, como el «indiana Jones egipcio», que del estreno de la «Aida» de Verdi hace demasiado tiempo, 148 años, y que ya va siendo hora de otra ópera con temática tan piramidal como aquélla encargada al maestro de Busetto con motivo de la inauguración del faraónico Canal de Suez. Por eso, él, que se atreve con todo, se puso una mañana a escribir el texto de la obra y acaba de anunciar que lo tiene listo después de una trabajera de aúpa y que se va a estrenar coincidiendo con la inauguración del imponente Gran Museo Egipcio en 2020. Así se lo comunicó a las autoridades pertinentes: él hizo el ofrecimiento y ellos se mostraron de lo más receptivos. Por si no era suficiente con la revelación lírica añadió que en 2022 se cumplirá el centenario del hallazgo de la tumba de Tutankamón y que podemos esperar alguna que otra sorpresa, como la representación operística en el Valle de los Reyes, lo que puede convertirse en un tirar la casa por la venta literalmente. Algo había que hacer para celebrar los fastos y nada mejor que añadirles letra y música. Junto a Hawas hay otras dos manos, las de Francesco Santocono, con quien ha trabajado ya en una obra en tres actos «Il loto e il papiro», cuya introducción al libro firmó el ex ministro egipcio, mientras que la música ha sido compuesta por el italiano Lino Zimbone, a quien buceando por las redes escudriñado tocando la trompeta o ensayando con el instrumento en varias esquinas del planeta. Otra cosa es saber con tiempo quiénes formarán el elenco, pues una ópera no se improvisa de la noche a la mañana, con lo que nos podemos temer que primeras primeras figuras quizá no haya en el «cast». Vamos, que un Kaufmann, una Peretyatko, un Abdrazakov o una Georghiu tienen las agendas tan apretadas como una maleta el día de partida de vacaciones. Es más, hasta el propio Hawas ha dejado caer que «a veces la historia es aburrida, de ahí que no nos hayamos ceñido estrictamente a ella», con lo que ha dejado una puerta bien abierta a la imaginación del respetable. Nos viene a la memoria la escenografía imponente de la «Aida» de Zefirelli, por ejemplo, aunque quién sabe si será Hawas más proclive a una puesta en escena minimalista que dé todo el protagonismo a la voz. De esa duda saldremos a finales del año que viene, Dios mediante. La ópera se centrará en la muerte del rey Akhenaton, tras la cual Nefertiti se hizo cargo del trono, «así como el intento de matar a Tutankamón por el rey nubio de Kush», desveló el experto egipcio en Venecia. Conspiraciones, celos, pasiones de faraones vaticinamos. Tenor y soprano de envergadura si es que Hawas quiere emular lo que hizo Verdi con la tremenda «Aida». Claro que el Gran Museo Egipcio, discúlpeme, señor Hawas, no es el Canal de Suez. Media un trecho entre ambos, mucha agua y más arena. Tampoco el músico Zimbone posee un bagaje similar al del compositor de «La traviata».