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Una nueva edad dorada de los autores españoles

Tras años de dominio anglosajón, la cartelera de las grandes ciudades está repleta de autores de nuestro país, también en los escenarios privados
larazon

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Los expertos aún no se ponen de acuerdo en si Lope de Vega escribió 317 o 1.800 comedias, pero independientemente del dato, lo que si es cierto es que al maestro, en pleno apogeo, no le llegaban las horas para cumplir con la demanda del público. Sin llegar aún a esos extremos, a partir del 8 de febrero Juan Mayorga se hará la competencia en dos teatros de Madrid, por no hablar de los estrenos internacionales y de la adaptación al cine de «El chico de la última fila», «En la casa», que aún sigue en los cines. Poco a poco, este autor ha dejado de ser una excepción, tras años en que el principal lamento de los teatreros era la ausencia de nombres españoles en lo más alto del cartel de los teatros. Los principales escenarios comerciales de Madrid levantan el telón estos días para representar textos escritos en nuestro país; lo mismo ocurre en Barcelona, y no son pocas las compañías en gira con obras patrias: «El veneno del teatro», «Poder absoluto», «De cintura para abajo», «El manual de la buena esposa»... ¿Es casual? ¿Una excepción? Alejandro Colubi, uno de los empresarios más veteranos del sector, cree que no: «Existe una generación, que va de los treinta y mucho a los cincuenta», que satisface lo suficiente a los empresarios como para llevarlos a escena. Colubi reconoce que esto no fue siempre así, de ahí la sequía de finales del siglo XX: «Últimamente nos quejábamos porque los textos nacionales no tenían gancho o eran mediocres», expone el empresario. Jesús Cimarro, responsable de la productora Pentación y director del Festival de Teatro Clásico de Mérida, también conviene en que se trata de una buena cosecha: «Hay más autores españoles que en muchas temporadas. Se ha dado así, no nos hemos puesto de acuerdo y me parece muy positivo». Con todo, reconoce que hay poductoras, como la suya, con especial predilección por la dramaturgia española: «En los 25 años de la empresa, hemos represenado un 60% de títulos nacionales».
La coyuntura económica y social es fundamental para que se haya producido este renacimiento, según comenta Paco Zarzoso, que dirige su propio texto, «Hilvanando cielos», en el Valle-Inclán del Centro Dramático Nacional: «Estamos en un momento en que la gente necesita escuchar la propia voz y el autor dramático trata de auscultar lo que está pasando. Es una necesidad del propio público querer saber qué es lo que está ocurriendo», explica.
Colubi destaca además la labor de «vivero» que realizan el teatro público y las salas alternativas. Autores que hoy estrenan en la Gran Vía, han tenido que pasar años buscando acomodo en salas para poco más de un centenar de espectadores, antes de que algún centro estatal se fijara en ellos. En muchos casos, hasta que no han sido éxitos allí, los productores privados no les han confiado la misión de estrenar para público mayoritarios. José Luis Gómez, director del Teatro de La Abadía, un modelo semi-público de gestión, lo considera fundamental: «Es una pelea imprescindible, el patrimonio se está creando día a día, y entre las funciones de hacerlo está incrementar ese archivo de las ideas y de los conflictos que es la dramaturgia».
Algunos programadores reconocen (más en privado que en público) que en los últimos años ha sobrado «una pretendida intelectualidad» autoral y escasas ganas de contactar con el público. Algo que no le ha ocurre a Carol López, triunfadora de la cartelera catalana que ha estrenado en Madrid «Hermanas»: «La comedia es la hermana pequeña del teatro, pero la inteligente me fascina. Además, uno se siente inmensamente feliz viendo a la gente reír».