San Antonio

Una ruta para conocer la historia del Guadalquivir por los molinos cordobeses

Los molinos de Córdoba contemplan varios siglos de historia, desde el Molino de la Albolafia, símbolo de la ciudad, hasta el de la Alegría

Los molinos de Córdoba contemplan varios siglos de historia, desde el Molino de la Albolafia, símbolo de la ciudad, hasta el de la Alegría, museo botánico y natural, en los que han sido testigos de la importancia capital del río Guadalquivir en el devenir de la localidad.

Distintas épocas y distintos usos han tenido estos molinos durante la historia, que no siempre les ha permitido lucir en plenitud, al menos en los últimos años, en los que muchos de ellos han permanecido alejados de la vista de los cordobeses y los turistas, pese a que siempre han vigilado a uno de los emblemas de Córdoba, el río Guadalquivir.

"Si le preguntáramos al río, él conoce la historia, porque fue la ciudad la que siempre se unió al río. Y si le preguntáramos a los molinos también sabrían muchísimo de la historia de Córdoba", explica el concejal delegado de Patrimonio y Naturaleza del Ayuntamiento, Rafael Jaén, que ha ideado un ruta por los molinos cordobeses que arrancará con la llegada de la primavera.

Ante el Molino de San Antonio, desde donde hay unas espléndidas vistas del Puente Romano, la Calahorra y la Mezquita-Catedral, la voz de Jaén queda solapada al rumor del río Guadalquivir, que estos días ruge con fuerza tras las últimas lluvias, y que inunda los Sotos de la Albolafia, un espacio natural protegido.

El concejal explica que en esta zona se concentran tres de los molinos que protagonizan la ruta, el de San Antonio, convertido desde hace años en un espacio museístico, el de Tellez o Pápalo Tierno, y de la Albolafia, el emblema de la ciudad desde el siglo XVIII.

Estos tres estaban unidos en una especie de línea imaginaria, y siglos atrás, también por una pasarela, que servía de represa de la ciudad y para controlar la subida del nivel del agua.

La visión de esta línea imaginaria es hoy posible gracias a la actuación que han hecho recientemente la Junta de Andalucía y la Conferencia Hidrográfica del Guadalquivir en el entorno de los Sotos de la Albolafia, y hacen de este punto uno de los más significativos de esta ruta de los molinos.

No obstante, el tour se iniciará en el Molino de la Alegría, integrado en el Real Jardín Botánico de Córdoba, y que lleva años convertido en un museo de historia natural.

Desde ahí se atraviesa el Puente de San Rafael, para visitar el Molino de San Lorenzo y el Molino de San Rafael, y, siguiendo corriente arriba, hasta los Sotos de la Albolafia.

El final de la ruta es el Molino de Martos, también restaurado y convertido en Museo Hidráulico, y que se hizo para recoger las aguas del Arroyo Pedroche.

Serán rutas de una hora de duración, que también se pueden hacer en sentido inverso, y en grupos, con el objetivo de iniciarlas con la llegada de la primavera a Córdoba, lo que permitirá que luzcan en todo su esplendor.

Porque, tal y como explica Jaén, Córdoba tiene "algo que no tienen otras ciudades", y es la posibilidad de conjugar el patrimonio natural y el arquitectónico, dado que la ciudad se acopló desde su fundación, hace 2.200 años, al río Guadalquivir.

De este modo, la ruta no sólo sirve para recuperar los edificios, sino también su entorno, algo crucial para unos edificios hidráulicos que han sido testigos de numerosas crecidas del río.

"Las distintas culturas que han habitado Córdoba han visto la importancia de este río vivo, y los molinos han sido los grandes protagonistas de las crecidas del río", explica Jaén, que especifica que esta ruta es un primer paso para insuflar de vida el margen del Guadalquivir.