La falta de presión, con casi todo ya decidido en la temporada 2019 de la F-1, dio a pilotos y a equipos la oportunidad de disputar una carrera sin demasiado margen para las estrategias y con los motores "apretados" para ofrecer el mayor rendimiento sin miedo a romperse. Era la última prueba del año y ya no había más que cuidar a nivel mecánico. Y eso en Mercedes lo aprovecharon bien porque Hamilton fue imbatible. Arrancó desde la "pole" y ya nadie le inquietó. Ni siquiera Verstappen en los primeros metros pudo con el inglés. "Quiero seguir bajando la cabeza y trabajar para buscar más victorias; es increíble el coche que me han dado, es una auténtica obra de arte. Lucho con jóvenes talentosos, como Max y Charles -que lo acompañaron en el podio- y con otros más. Estoy contento de seguir ganando en una época en la que coincido con estos jóvenes tan buenos",comentó Hamilton.

El holandés Verstappen cruzó la línea de meta en segundo lugar y alcanza la tercera plaza de la clasificación general, un tremendo éxito para su escudería, Red Bull, y sobre todo para Honda, que debutaba con un equipo puntero una vez que dejó atrás el desastre vivido con McLaren. Un resultado que deja a los pilotos de Ferrari por detrás, con Leclerc cuarto y Vettel quinto. La palabra que define la temporada de la "Scuderia" es "fracaso", ya no sólo por no ganar, sino por el ridículo protagonizado en algunos momentos y lo mal que han gestionado la lucha entre sus pilotos.

Por su parte, Carlos Sainz volvió a hacer una gran carrera. Necesitaba un punto para alcanzar la sexta plaza en la clasificación general y lo consiguió en la última vuelta después de superar a Nico Hulkenberg en uno de esos adelantamientos que no se olvidan. Con esta maniobra el madrileño cierra una gran temporada y alcanza el mejor resultado que podría obtener si no conduces un Mercedes, un Red Bull o un Ferrari.