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La transición no es ser sextos
Perdonó el Atlético en el primer tiempo y le cazó Messi en el segundo. En eso se resume un partido aceptable en juego de los rojiblancos, pero sin gol no hay paraíso y sí el infierno de haber tirado ya la Liga en diciembre. Lo peor llegó al final cuando el Cholo habló de un «año de transición». No. Eso no. Se ha hecho un equipo para pelear por todo, como le recordó Clemente Villaverde, y, en cualquier caso, la transición no es ser sextos en La Liga. Así lo veo.
La hostilidad con Griezmann Lo tenía todo el duelo, incluído el morbo de la hostilidad contra Griezmann. No me gustan nada ni los insultos ni ratas en las placas (como tampoco que le tiraran un cochinillo a Figo o politicen el Camp Nou ni que llamaran rata a Mirotic en el Madrid-Barça de basket), pero sí entiendo el enfado de la hinchada. Y Griezmann puede irse donde quiera, pero sus coqueteos y bromitas con otros clubes hicieron muy poca gracia hasta desembocar en la «patosada» del documental ese con la empresa de Piqué. Griezmann aparte, los ojos puestos en Joao Félix. El «Menino de oro» jugó en su sitio más natural, como segundo punta junto a Morata y la verdad es que no intervino mucho, pero dejó el lujo de la noche, un túnel a Piqué que salió malparado y con amarilla. Sin mucho de Joao, el Atlético sí jugó un primer tiempo magnífico y mereció irse al descanso con ventaja de no ser por el muro Ter Stegen y su incapacidad ante el gol: 210 minutos de reloj sin marcar.
De Piqué al cambio de Joao Bajó el pistón el Atlético y Simeone reabrió el debate de sus continuos cambios de Joao, anoche poco activo. Entró Vitolo por el luso y hubo algunos pitos. Luego llegó la polémica, en una falta pitada a Piqué sobre Morata que pudo ser la segunda amarilla al culé y su expulsión. Al final, decidió Messi porque el Barça tuvo anoche no un dios aparte, sino dos: el argentino y Ter Stegen.
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