Coronavirus

Jero García: “Puede haber una generación perdida de boxeadores”

Pelea para volver a su gimnasio Pide las mismas condiciones que las salas de fitness para regresar antes. El boxeo profesional lo tiene difícil

Miriam Gutiérrez y Jero García guantean durante un entrenamiento
Miriam Gutiérrez y Jero García guantean durante un entrenamientolarazon

Jero García es varias personas a la vez y cada una de esas personas lleva un proyecto a sus espaldas, pero todos se juntan en «La Escuela», su gimnasio del barrio del Lucero. Allí enseña a boxear a los chavales becados por su fundación y entrena a los profesionales. Y saca tiempo para dar charlas sobre la prevención de la violencia. Todo eso se ha paralizado, o al menos ralentizado en los últimos dos meses, pero Jero no para. «Todas las tardes a las 7 doy unas clases de boxeo solidario a través de Instagram Live y de Zoom. El que puede aportar aporta y luego nos vamos a comprar comida y la llevamos al Banco de Alimentos. Se trata de hacer algo y no alejarme tanto ni de las clases ni de mis alumnos», explica.

La preocupación de Jero ahora es la reapertura de su gimnasio, pero las medidas de desescalada del estado de alarma no lo hacen sencillo. «Los gimnasios estamos luchando para poder abrir en la fase 2. No tiene sentido que los gimnasios de deportes de contacto vayan en diferente fase que los gimnasios de fitness. Si alguien puede montar en bici, ¿por qué no puede pegar a un saco? Yo creo que nosotros debemos poder abrir ya al público con sus restricciones y con sus parámetros de seguridad e higiene, cuando empiece la fase 2, porque si no esto va a ser insoportable. Si en 2008 casi un 24 por ciento de gimnasios de barrio se fueron a la mierda, ahora podemos ser el 50 por ciento», asegura.

Él ya sabe lo que tiene que hacer cuando pueda recuperar su actividad. «Esto no nos tiene que hundir, nos tiene que transformar», dice. «No son buenos momentos, pero tenemos que ser resilientes y saber que nos tenemos que transformar porque la vida ya jamás va a ser igual. No podemos pensar que esto va a ser como antes. No, esto cambia. Y va a depender de cómo nos lo tomemos. Nosotros no somos la hostia que nos llevamos, somos lo que hacemos después de la hostia. Y la hostia que nos hemos llevado es muy grande, nos han sentado de culo. Ahora hay que levantarse, levantar las manos y seguir», asegura.

Y su gimnasio, como todos, se tendrá que adaptar. «De veinte sacos se me quedan en doce. Yo soy consciente de que voy a tener que trabajar el doble para ganar la mitad, pero al menos que me dejen trabajar. Si yo daba seis clases diarias de media, sé que ahora a lo mejor tengo que dar nueve. Es lo que hay, pero yo lo que quiero es trabajar. Veo una injusticia que a 300 metros de mi casa haya un gimnasio de fitness abierto y el mío esté cerrado. Lo veo un sinsentido», afirma.

Para el boxeo profesional la realidad es más dura. «Donde van a empezar los problemas es en las competiciones. Yo creo que el boxeo va a pasar una travesía del desierto. El boxeo amateur se va a salvar un poco por las subvenciones que va a recibir de las consejerías de deporte o de las direcciones generales. En el boxeo profesional se está hablando de hacer pago por visión, pero yo creo que eso es una quimera en España ahora mismo. Tenemos que ser conscientes de lo que va a pasar y poner en disposición a los boxeadores, contarles lo que va a pasar, porque éste es un deporte muy desagradecido. Nosotros no podemos engañar a los boxeadores y decirles que sí vamos a boxear cuando no tiene pinta. Es mejor hablar con ellos, que sean conscientes de la realidad porque si no podemos crear una generación perdida de boxeadores. Un boxeador que no boxee en siete u ocho meses sin tener una lesión, se desconecta y se ha acabado», explica Jero.

«La única solución para el boxeo profesional es que entre la televisión pagando. El público, ni piensan en ello. La tele es la que paga. Es la única manera de que el boxeo profesional tenga actividad en los próximos meses».