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El fotógrafo que sobornó a un guardia con whisky e hizo una foto histórica de Maradona

David Yarrow recuerda su experiencia como fotógrafo en el Mundial de México ’86

Fotografía de Diego Maradona en México '86 que pasó a la historia.
Fotografía de Diego Maradona en México '86 que pasó a la historia.David Yarrow

El Mundial de México ’86 dejó varias imágenes históricas, la mayoría protagonizadas por Diego Armando Maradona, y una de ellas llevó la firma del escocés David Yarrow. A sus 20 años, y después de terminar los exámenes de Negocios y Economía en la Universidad de Edimburgo, viajó a México como fotoperiodista gracias a una acreditación del Glasgow Times. Yarrow fue uno de los fotógrafos acreditados en la final que disputaron Argentina y la República Federal de Alemania y al final del partido consiguió una foto histórica, con Maradona a hombros con la Copa del Mundo en su mano derecha.

Yarrow contó en The Guardian la intrahistoria que tiene esa foto y descubrió que sobornó a un guardia de seguridad para acceder al césped del estadio Azteca. De la famosa foto, Yarrow dijo que “fue como una escena bíblica”. “Llegué al Mundial ’86 con el pretexto de ser un fotoperiodista independiente, pero ante todo era un fanático de Escocia. Nunca antes había estado en América y no era en absoluto un buen fotógrafo. De hecho, era increíblemente normal.Tenía un pase de prensa que había conseguido sacar del Times, pero estaba mucho más interesado en ver fútbol que en fotografiarlo. Hubo un momento en la primera ronda de un partido con Uruguay en el que Escocia falló un gol claro. En el Times estaban viendo el partido por televisión y podían ver al delantero con la cabeza entre las manos, y al fondo a mí con la cabeza entre las manos y sin mi cámara. Y pensaron: ‘Bueno, este tipo, Yarrow, no está centrado en su tarea en absoluto’”, recordó.

En una época en la que no trabajaba con el enfoque automático, Yarrow aseguró que hasta la final, las mejores fotos que tenía eran “de los jugadores haciendo fila al comienzo de los partidos”.

Con Escocia eliminada en la primera fase, Yarrow se benefició de la regla de la FIFA que permitía a cada país participante en el Mundial tener un fotógrafo en el césped del Azteca en al final: “Me dejó, a los 20 años, con un pase de prensa para el césped en la final del Mundial. Recuerdo haber ido al estadio a las seis de la mañana, aunque el partido era al mediodía. Soborné a un guardia mexicano con un poco de whisky y le dije:‘¿Te importa si entro al campo?’En esos días, el estadio Azteca albergaba alrededor de 120.000 personas. Me permitió caminar de una portería a otra y pude ver mis huellas en el rocío sobre el césped. Fue una especie de epifanía. Ahí está el dicho de Mark Twain: ‘Los dos días más importantes de tu vida son el día en que naciste y el día en que descubres por qué’. En el campo pensé: ‘Bueno, lo estoy haciendo a los 20, la fotografía seguramente tiene que ser una gran parte de mi vida’”.

“Esta experiencia no cambió el hecho de que todavía era un fotógrafo bastante basura. Tuve suerte. Estaba en la posición adecuada para el primer gol argentino en la final y cuando Argentina ganó sucedió lo más extraordinario. Probablemente entre 20.000 y 30.000 argentinos corrieron al campo. Tenía dos lentes y dos cámaras, como la mayoría de los fotógrafos de fútbol de esa época. La lente larga era para cubrir el área del mediocampo y la lente gran angular para las áreas. Pensé: ‘Si cojo mi gran angular y me acerco lo más posible a Maradona, tal vez me haga una foto’. Pero para ser ágil, tendría que dejar mi lente larga en la portería. Fue una decisión en una fracción de segundo, pero pensé que si perdía el equipo, siempre que me hubiera acercado a Diego Maradona era la decisión correcta”, aseguro.

“Al final resultó que me acerqué mucho a él, directamente a él, justo cuando lo levantaron sobre los hombros de otro jugador. Fue como una escena bíblica, con miles de personas detrás de él. Maradona me miró directamente a los ojos mientras sostenía la Copa del Mundo. Esos eran los días de revelado, así que no sabías si habías conseguido la foto, no sabías si la habías capturado con nitidez o la iluminación adecuada. No me enteraría hasta más tarde de lo bien que había salido la foto, pero volví a la portería para encontrar, para mi sorpresa, la lente y la cámara de siete mil libras que aún estaban allí entre las miles de personas”, continuó.

“Recuerdo ese día como si fuera ayer, y tuve la suerte de tener mi momento en el caos. Maradona se veía magnífico cabalgando sobre los hombros argentinos, pero poco sabía en ese entonces que mi fotografía resistiría la prueba del tiempo. Maradona era un genio y le debo mucho”, concluyó.