Olimpiadas
100 días para los Juegos de Tokio: ¿Qué pasará con los deportistas trans?
El freno a una nueva normativa por parte de COI en tiempos de pandemia podría provocar que hubiese participación de atletas trans en 2021 por primera y última vez en la historia.
El polémico debate sobre la participación de “atletas trans” continúa sobre la mesa del Comité Olímpico Internacional (COI). Los Juegos de 2020 iban a ser los primeros en contar con atletas transexuales en la historia de los Juegos Olímpicos, incluso dos de ellos estuvieron cerca de estrenarse antes de la cancelación de las competiciones debido al COVID-19. Se trata de la brasileña Tiffany Abreu (que participó en la Superliga de voleibol masculino en Brasil) y la neozelandesa Laurel Habbard (campeona de la Copa del Mundo de Halterofilia de Roma 2020).
A estas dos participantes se les podría sumar una tercera, la estadounidense Chelsea Wolfe, que es la actual campeona panamericana de BMX.
Debido al parón provocado por el coronavirus, los Juegos de Tokio si se celebrasen -que todo parece indicar que sí- mantendrían las normas vigentes aprobadas en 2015, donde el COI exige un nivel de testosterona inferior a 10 nanogramos por mililitro de sangre para los participantes que anteriormente eran considerados como hombres y quieren competir como mujeres. Esto podría suponer vía libre para la participación de estas atletas al quedar suspendido, por la pandemia y por evidentes discrepancias, la deliberación de los expertos que debían emitir un dictamen al respecto.
Freno del COI a sus directrices trans
Lo cierto es, que a falta de 100 días para los Juegos Olímpicos, aún no hay nada claro al respecto debido a que el Comité Olímpico Internacional ha dejado en pausa la publicaciones de nuevas directrices sobre deportistas transgénero. Esta situaciónpodría interpretarse como un freno a su presencia en Tokio debido al desacuerdo que existe entre los científicos que asesoran al comité organizador de este evento deportivo.
Sin embargo, al no haberse aprobado una nueva directiva, quedaría en vigor las normas emitidas en noviembre de 2015 por lo que podría suceder que, a la espera de un nuevo reglamento, hubiese participación de atletas trans -como las citadas anteriormente- en 2021 por primera y última vez en la historia.
El pasado mes de febrero, con motivo del Día contra la LGTBIfobia en el Deporte, desde el sindicato Comisiones Obreras se alertaba de la preocupación por la participación o no de atletas trans en Tokio y denunciaban la inmovilidad del COI y el baile de criterios en los últimos años.
El propio Comité Olímpico Internacional ha reconocido que hará una reevaluación de los criterios de participación de las personas trans una vez finalizados los Juegos Olímpicos de Tokio. ¿Qué ha podido pasar para que el COI decida una vez más reevaluar estos criterios a la finalización de los Juegos Olímpicos en vez de haberlos establecido ya desde los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en el año 2016?
Muchos cambios, ninguna solución
Las regulaciones del Comité Olímpico Internacional históricamente requerían que todos los atletas compitieran con el género que se les dio al nacer. Desde el 2004, el COI permite a mujeres transexuales competir como mujeres, siempre y cuando se hayan sometido a una intervención quirúrgica de genitales y a un tratamiento hormonal durante dos años, suficiente como para anular su “ventaja”.
Lo que constituye un avance para mujeres transexuales resulta problemático si se establece como norma para mujeres con cuerpos intersexuados. En el año 2016, el organismo olímpico recomendó a todas las federaciones que admitieran a deportistas transexuales sin exigirles, como hasta ahora, que se operaran para extirpar los órganos que definen su sexualidad (testículos, gónadas, ovarios, útero, senos). La única condición que impuso es que se comprobase que los que antes eran considerados hombres y quisieran competir con mujeres debían tener un nivel de testosterona inferior a 10 nanogramos por mililitro de sangre. Para ello, debían someterse a tratamientos con estrógenos que frenasen la producción de testosterona, la hormona de la masculinidad. En cambio, las personas que habían realizado la transición de mujer a hombre podían competir en la categoría masculina sin ninguna restricción.
Para Río 2016, el reglamento volvió a cambiar, diciendo que para evitar la discriminación, si la atleta no es elegible para competir en las competiciones femeninas, debería ser elegible para competir en las competiciones masculinas. Lógicamente la discriminación seguía persistiendo con esta medida, por lo que no fue una solución eficaz. Esta nueva normativa supuso una manera de salir al paso, por lo que quedó suspendida hasta julio de 2017 dejando a las atletas intersexuales participar sin restricciones.
Ahora, todo parece indicar que el COI volverá a endurecer la normas ya que algunos de los científicos consultados por el Comité Olímpico argumentan que reducir los niveles de testosterona permitidos hasta los 5 nanomoles por litro proporcionaría un compromiso razonable entre inclusión y equidad, aunque en realidad estos niveles seguirían siendo muy superiores a los de cualquier mujer. Mientras, otros científicos señalan los estudios que muestran que la supresión de la testosterona en los trans tiene poco efecto en la reducción de su fuerza muscular incluso después de un año de tratamiento. Estas discrepancias son las habrían frenado cualquier publicación de las nuevas directrices y es muy poco probable que se alcance un consenso antes de los JJOO.
¿Primera y última vez en la historia?
Mientras el debate se ha calentado en los últimos meses, la falta de tiempoy la incertidumbre del coronavirus hacen imposible que se redacte una nueva normativa para Tokio por lo que seguirán vigentes las pautas aprobadas en 2015. La inactividad del COI podría provocar por tanto que -a la espera del endurecimiento de los criterios- hubiese tres atletas pioneras trans en 2021 y ninguna en París 2024.
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