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La emotiva carta de Fernando Rivas a Carolina Marín: “Lo que no sabe el destino es con quién se está enfrentando...”

La campeona olímpica no podrá estar en los Juegos de Tokio después de que romperse el ligamento cruzado anterior y los dos meniscos de la rodilla izquierda

Carolina Marín llora delante de su entrenador, Fernando Rivas, ganaron el oro en los Juegos de Río
Carolina Marín llora delante de su entrenador, Fernando Rivas, ganaron el oro en los Juegos de Ríolarazon

Carolina Marín no podrá disputar los Juegos de Tokio. En el entrenamiento del pasado viernes notó un dolor en la rodilla, se hizo pruebas que no quedaban claras, esperó el fin de semana y lo peor se confirmó: rotura de ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda, y de los dos meniscos. La pesadilla se repite, pues en enero de 2019 se rompió el cruzado de la otra rodilla. No podrá defender la medalla de oro que logró en Río hace cinco años, que era el gran objetivo que se había marcado en este 2021 en el que también hay un Mundial en su casa, en Huelva. El entrenador de la onubense, Fernando Rivas, le mandó una carta abierta para darle ánimos. Dice así:

Tu cita con la historia en Tokyo no será posible, Carolina.

A pesar de haber trabajado tanto, de haberte sacrificado tanto y de haber superado obstáculos que sólo las elegidas pueden superar, el destino vuelve a ponértelo más difícil. Empiezo a pensar que lo que pretende es darle las oportunidades a tus rivales que tú no les concedes. Igualar, de alguna manera, el nivel competitivo que tú has puesto al individual femenino.

Lo que no sabe el destino es con quién se está enfrentando. Y estoy seguro de que le harás frente, sin miradas esquivas, y pronto entenderá que con Carolina Marín no podrá. Pronto, aunque después de mucho esfuerzo y sacrificio de nuevo, podrás mirar a la historia y desde ahí explicarle al destino que tu voluntad es más fuerte que su capricho.

Sabes que la gente que te rodea está contigo de manera incondicional. Estamos cuando celebras tus títulos (que los celebraremos), pero sobre todo lloramos contigo cuando te lesionas. Juntos empezaremos de nuevo a reescribir lo que el destino nos ha hecho posponer.