Fútbol
El estallido de Rafa Mir
Su padre, Magín, se quedó fuera del equipo del 92 por lesión. Ahora el hijo está a dos pasos del oro olímpico
Rafa Mir está a dos pasos de cumplir el sueño que a su padre, Magín, se le escapó en 1992. Magín jugaba de central en el Mallorca, pero una lesión lo apartó de los Juegos. Dos de sus compañeros, «Chichi» Soler y Gabriel Vidal, fueron campeones olímpicos ese verano. A Magín se le torció la carrera y sólo pudo jugar unos cuantos partidos en Primera con el Albacete.
Su hijo Rafa fue decisivo para que España alcanzara las semifinales del torneo olímpico de Tokio y esté a sólo una victoria de conseguir una medalla. Contra Costa de Marfil marcó tres goles en cuatro remates –el otro se lo sacó el portero– y sólo necesitó 31 minutos sobre el césped para demostrar todas sus cualidades.
«¿Conoces muchos futbolistas de 1,91 que aparte de ganar los balones en el área, como en el primer gol contra Costa de Marfil, sean capaces de correr al espacio, como hizo en la siguiente jugada, que le hace un paradón el portero, o el segundo gol, y de combinar con sus compañeros, que no es su primera virtud, pero cuando está inspirado te lo hace perfectamente como en el tercero?», se pregunta Petón, consejero del Huesca que lo llevó al club aragonés. Rafa fue una apuesta arriesgada para la entidad oscense, que pagó alrededor de 2,5 millones de euros al Wolverhampton por obtener el 25 por ciento de sus derechos.
«Nosotros esperábamos ese estallido de Rafa Mir. Si no, el Huesca no hubiera invertido en algo que pudiera parecer demasiado audaz», explica Petón. «Por eso no me sorprende nada el punto donde está y tampoco me va a sorprender el punto adonde va a llegar. Esto sólo es el comienzo», añade.
«Es dificilísimo encontrar un futbolista con esa potencia. Él tiene rangos de velocidad de 35 y 36 kilómetros por hora, de los más altos de la Liga el año pasado en eso, pero es que además, a eso une un despliegue defensivo que para determinados entrenadores que quieren que el equipo empiece a defender muy arriba da un valor añadido impresionante. Que no es un intangible, eso ahora se mide en las estadísticas», cuenta Petón.
Sus equipos agradecen su trabajo. Los rivales lo sufren. «No he jugado nunca contra un jugador tan fuerte como Rafa Mir». La confesión de un central importante de la Liga a los directivos del Huesca después de un partido. «Une a esa explosividad, a esa velocidad de rinoceronte lanzado, esa fuerza en parado, en el choque, en disputar por arriba que sólo tenían los Tonys Cascarinos aquellos que eran postes, pero con la velocidad, la ligereza, de un velocista», argumenta Petón.
Sus goles estuvieron cerca de salvar al Huesca del descenso, pero su futuro ahora está en otro lado. Acaba contrato con el Wolverhampton, que es el club que tiene el porcentaje mayoritario de sus derechos y el club inglés quiere rentabilizarlo. «En Huesca encontró su lugar en el mundo, cuajó y ya vale para cualquier equipo», dice Petón, que ve en él al «futuro delantero centro de la selección».
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