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83-92. El Madrid desactiva al CSKA y jugará la final ante el Fenerbahce

La exhibición defensiva de los blancos frenó al mejor ataque de Europa. El equipo de Pablo Laso buscará la Décima en su cuarta final en seis temporadas

Los jugadores del Real Madrid celebran una canasta encestada ante el CSKA / Reuters
Los jugadores del Real Madrid celebran una canasta encestada ante el CSKA / Reuterslarazon

La exhibición defensiva de los blancos frenó al mejor ataque de Europa. El equipo de Pablo Laso buscará la Décima en su cuarta final en seis temporadas.

El Real Madrid vuelve a estar en la final de la Copa de Europa. Ahí, mañana, se encontrará con el Fenerbahçe del Zeljko Obradovic, un duelo ya clásico en las últimas temporadas. Los nueve títulos del entrenador serbio contra los nueve títulos del Madrid: la Décima en juego para dos equipos acostumbrados a verse a estas alturas en los últimos cursos. Los turcos se impusieron con autoridad en la semifinal de 2017; en 2016 el Fenerbahçe arrasó (3-0) en la serie de cuartos y en 2015 el Real Madrid ganó en el Palacio la semifinal que antecedió a la Octava. Será la decimooctava final de Copa de Europa para el Madrid, la cuarta en las siete temporadas de la «era Laso». ¿El saldo? Un título (2015 ante el Olympiacos) y dos derrotas (2014 ante el Maccabi y 2013 ante Olympiacos). El Madrid ha adquirido una regularidad extraordinaria y que es más valorable si se cuenta con las enormes dificultades de la actual temporada. Cuesta encontrar un jugador en la plantilla de Laso que no haya estado lesionado o fuera del equipo durante un periodo estimable. Ya lo dijo Ayón a Movistar + nada más acabar el partido: «La victoria tiene mucho mérito por todo lo que hemos vivido durante el año». Y luego ofreció la clave de la mentalidad con la que ha llegado el grupo a Belgrado. «No hemos ganado nada todavía».

El Real Madrid ha alcanzado la Final Four en el mejor momento del curso. No sólo físicamente, ya que salvo a Kuzmic, Laso tiene a toda la plantilla disponible, también en el plano anímico. La dureza que ha adquirido el bloque con todos los contratiempos no tiene nada que ver con el espíritu con que llegó a Estambul a estas alturas de temporada el año pasado. Y eso que el CSKA arrancó ayer mucho mejor que los blancos.

Los rusos son la mejor máquina anotadora continental en las últimas temporadas. No tienen muchos misterios porque tampoco los necesitan. Pero el Madrid supo domar a un ataque que si en el primer cuarto se fue hasta los 30 puntos en los dos siguientes sólo fue capaz de sumar 26. A la tensión defensiva y la escasez de rotaciones cuando el equipo mejor estaba atrás, el Madrid añadió tres minutos en los que provocó el pánico en los rusos. El CSKA había arrancado a lo grande con Higgins y De Colo generando infinidad de problemas. Campazzo maniató al Chacho, pero la defensa y el ritmo del partido estaban en manos de los rusos hasta que llegaron unos de esos minutos en los que el Madrid se convierte en una tormenta perfecta. El show empezó desde la línea de tres. Carroll, en dos ocasiones, Llull, Causeur y Thompkins firmaron cinco triples en otros tantos ataques en apenas tres minutos. El disparate se tradujo en un parcial de 4-17 nada más empezar el segundo cuarto. A los rusos se les vino el mundo abajo de repente. «La racha de triples en el segundo cuarto nos ha descolocado un poco», confesó después el Chacho. Su noche fue la peor de la temporada desde que llegó a Moscú a finales del verano pasado. Si Campazzo le incomodó al principio, el resto de emparejamientos con los que se topó le hicieron la vida imposible. Taylor –enorme su partido atrás una vez más–, Llull y Carroll convirtieron su noche en un tormento.

La otra referencia exterior del CSKA, De Colo, tampoco vivió cómodo. La mayoría de sus puntos llegaron cuando el Madrid ya tenía casi resuelta la semifinal. Sí porque por increíble que parezca, los de Laso manejaron los últimos minutos como si se fuera un día cualquiera. A tres del final las diferencias eran tranquilizadoras (73-81) y de ahí ya no bajaron.

El festival anotador desde el exterior en el segundo cuarto estuvo acompañado por una defensa monumental en la que hubo muchos elementos con un papel protagonista. Doncic, Causeur, Taylor, Reyes y Ayón fueron el muro atrás que desequilibró el partido cuando la igualdad dominaba todo al descanso (46-47). El Madrid fue capaz de dejar el arsenal ofensivo de los rusos en sólo cinco puntos en los siete primeros minutos del tercer cuarto. Ni por dentro ni por fuera encontró espacio el talento del CSKA. El Chacho y De Colo vivieron agobiados. La soltura de Higgins desapareció y sólo Hines y Clyburn generaron dificultades a un equipo que gobernó los dos últimos cuartos con una autoridad indiscutible gracias al trabajo del grupo. En los segundos 20 minutos no hubo ningún elemento que desafinara. Fue una victoria coral que hizo olvidar un preocupante porcentaje desde la línea de tiros libres (22/36 para un 61%).

El Fenerbahçe de «Mr. Euroliga» espera. Obradovic, el técnico con el que el Madrid ganó la «Octava», en Zaragoza en 1995, es el último obstáculo para el club más laureado de Europa.